Este año, el acto secesionista —celebrado en la Plaza de España de Barcelona— estuvo presentado por el argentino Dante Fachín, y amenizado por el grupo musical ampurdanés Fetus, que versionó a ritmo punk la canción «Au, jovent» (ánimo, jóvenes) ante las calvas relucientes y las brillantes canas del público boomer, cincuentones y jubiletas, que aplaudían al fachín del Río de la Plata (como sus canas), mientras movían sus caderas, bastones y taca-tacas…
La Plaza de España, en Barcelona, ha sido el lugar elegido por los nacionalistas catalanes para celebrar este año su anual espectáculo en recuerdo a la guerra civil de 1700-1714 que tuvo lugar por la sucesión al trono de España, entre un candidato francés y otro austríaco, tras el fallecimiento sin descendencia del Rey Carlos II de España.
Como cada año, en el Fossar de los Moreres los secesionistas-republicanos-laicistas honran la memoria de los monárquicos católicos allí enterrados, que lucharon por el Rey de España bajo el estandarte de Santa Eulalia, aunque los secesionistas de hoy enarbolan banderas esteladas diseñadas en Puerto Rico, fabricadas en China y vendidas por comerciantes pakistaníes.
Y en el monumento a Rafael Casanovas, honran con flores (importadas de Colombia y de Ecuador) a quien después de la contienda se retiró a su casa con una paga vitalicia a cargo del otro bando contendiente, y ejerció con libertad su profesión de abogado hasta su fallecimiento, con 83 años de edad, rodeado amorosamente de sus hijos y nietos.
Este año, el acto de Plaza de España estuvo presentado por el argentino Dante Fachín, y amenizado por el grupo musical ampurdanés Fetus, que versionó a ritmo punk la canción «Au, jovent» (ánimo, jóvenes) ante las calvas relucientes y las brillantes canas del público boomer, cincuentones y jubiletas, que aplaudían al fachín del Río de la Plata (como sus canas), y movían sus caderas, bastones y taca-tacas… Aquell blat nos és la vida, la família hi té el sustent, i aquells lladres, en partida, la collita ens van prenent… mientras el hijo de Jordi Pujol circula con vehículos de lujo por las carreteras de Andorra.
El locutor de TV-3% atestiguó, en directo, la presencia de unos centenares de personas, tras lo cual se vio obligado a rectificar. Quiso decir centenares de miles. A consecuencia de este desliz, desconocemos si el infeliz reportero llegó sano y salvo a su casa. Desde estas páginas, rogamos se manifieste para comprobar su buen estado de salud, lo cual nos preocupa sinceramente. La Guardia Urbana contó 115.00 manifestantes, uno a uno, mientras que los organizadores hicieron pública la cifra de 800 mil, u 800 millones de catalanes. Da igual.
Ningún manifestante le gritó a Pedro Sánchez «¡Amnistía!», sino «¡Independencia!» (sic). El presidente de la mal llamada Generalidad, Pere Aragonès, tuvo que abandonar el acto, evacuado por su equipo de seguridad, tras ser increpando, justamente, como traidor por la marabunta de abuelitas secesionistas. El presidente de ERC, Oriol Junqueras, ni siquiera asistió al acto: publicó en Twitter su indisposición por Covid. (Lamentamos al pobre virus su estado, tras ser infectado por Junqueras, y deseamos al Covid su pronta recuperación). La ANC, totalmente fuera de control, exigió la Declaración unilateral de independencia, mientras que Omnium cultural no sabe / no contesta. Los ultraizquierdistas de la CUP destrozaron las flores colombianas y ecuatorianas con las que Alianza Catalana (el partido antiinmigración y antiislamista de la alcaldesa secesionista de Ripoll) había honrado al General Moragas.
Y con estos bons cops de falç que se dieron los secesionistas entre ellos, terminó la Diada este año. Un procesismo derrotado y un secesionismo cainita, que será de nuevo rescatado, mimado y alimentado por los políticos liberales de Madrid. Como cada año. Hasta el año que viene.
Lo Mestre Titas.
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