dijous, 11 de febrer de 2021
ELECCIONES AUTONÓMICAS EN CATALUÑA: ABSTENCIÓN
dimecres, 9 de setembre de 2020
A PROPÓSITO DE FEDERICO MISTRAL
Hemos creído justo y conveniente realizar desde este modesto cuaderno de bitácora un pequeño homenaje a aquel gran hombre que fue Federico (Frederic) Mistral, el insigne vate provenzal, restaurador de la noble lengua de oc y de lo más granado de la antigua poesía trovadoresca.
Nació nuestro poeta el 8 de septiembre de 1830 en el pueblo de Malhana (Maillane, en lengua francesa), sito entre Aviñón y Marsella, y murió el 25 de marzo de 1914, fue honrado con el Premio Nobel de Literatura en 1904, como reconocimiento de la obra de su vida. Desde su más tierna infancia se nutrió de la lengua provenzal, que a la sazón todavía se hablaba extensamente en el sur de Francia. Aprendió el francés en la escuela; terminado el bachillerato, estudió derecho en Aix en Provenza, para después regresar a su tierra natal.
Durante sus estudios no solo no descuidó el cultivo de su lengua materna, sino que vio en ella un remedio contra la creciente impiedad y decadencia de la cultura y literatura moderna, en particular la francesa, corrompida sobremanera por el liberalismo: en efecto, se trataba de combatir los efectos nefastos de la inmoralidad revolucionaria con la savia nueva de las letras provenzales renacidas y purificadas de cuanto malo pudiera haber en la poesía de la época de los trovadores.
Fundó en 1854 en compañía de otros seis poetas provenzales el Felibrige (lo Felibritge), asociación literaria para la restauración de la lengua de oc, cuyos miembros se apellidaban los felibres, quienes aunando al ingenio y numen poético un amor infatigable por Dios y la Patria, llevaron la musical lengua de oc a las más altas cimas de la poesía épica y lírica, muestra de que solo los eternos principios de la religión verdadera, fecundando cuanto muerto parece, son capaces de producir grandes obras de las cenizas de lo que parecía destinado al polvo del olvido.
Bien pronto se establecieron lazos de hermandad entre los felibres y el renacimiento de la literatura catalana del s. XIX (que también empezó por restablecer los géneros literarios trovadorescos), muchos de cuyos promotores estaban animados del mismo espíritu que Mistral (como el sacerdote D. Jacinto Verdaguer), a la vez que otros así en los felibres como en los literatos catalanes, y de manera singularmente grave, acabaron degradándose en el nacionalismo liberal, urdido por la Masonería. El fundador de los felibres, empero, siempre rechazó la desviación revolucionaria, recordando que el mejor modo de amar a Francia, la verdadera, la hija de los Capetos y madre de San Luis, era precisamente dar lustre a las tradiciones de los pueblos de la Provenza, aunados por voluntad de la Providencia bajo el cetro de la monarquía francesa.
Fruto de dicha hermandad, histórica por lo demás entre el Principado de Cataluña y las tierras provenzales, es el prólogo que Mistral escribió en su lengua a La Atlántida de Verdaguer, la gran epopeya que narra el nacimiento de España, como destinada por la Providencia a la conquista y evangelización de América.
Muestra del tradicionalismo de Mistral la constituye el testimonio de varios de quienes lo conocieron o han estudiado a fondo su obra. El propio Maurras llegó a escribir: «Mientras que él [Mistral] confiaba sus justas quejas, objeciones y escrúpulos a sus amigos catalanes, se sentía llevado, por la mente y por el corazón al otro extremo de la política española, al lado de los carlistas que, autonomistas, descentralizadores y federalistas como los catalanes, querían y exigían, por encima de la silueta del rey-reinante, el rey-gobernante, el rey neto, y, como ellos añadían, un César con fueros.»
También decía de él Alfonso Daudet, citado por Jean Ousset en un memorable artículo, intitulado Patria Nación Estado, publicado en Verbo tiempo atrás:
«Mientras Mistral me decía sus versos en esta bella lengua, latina en más de sus tres cuartas partes, que antaño hablaron las reinas y hoy sólo comprenden nuestros pastores, yo admiraba interiormente a este hombre, y al pensar en el estado de ruina en que encontró a su lengua materna y lo que él ha hecho de ella, me figuraba a uno de esos viejos palacios de los príncipes de Baux, como los vemos en los Alpilles: sin techos, sin balaustradas en las escalinatas, sin cristales en las ventanas...» El patrimonio está puesto en pública subasta, dispersado, despreciado. Los herederos lo pisotean sin apreciarlo, prestos a abandonarlo. Pero he aquí que un buen día uno de sus hijos se enamora profundamente de estas grandes cosas y se indigna al verlas profanadas. «Rápidamente expulsa al ganado del patio principal...»
¡Cuán espléndido ejemplo para los tiempos actuales! A la Revolución no basta combatirla sólo oponiéndole de palabra la verdad, y ello en tanto en cuanto no canse ni fatigue; es preciso luchar enfrentando las verdaderas artes, la verdadera poesía y la verdadera música contra las artes, letras y música emponzoñada del liberalismo, para lo cual, tarea ardua y difícil, hay que llegar a amar las tradiciones patrias como cosa propia, precisamente por ser de la propia patria (como muy bien explicara Rafael Gambra en El silencio de Dios), trabajar para embellecerlas, por manera que la lucha por la Causa de Dios lo sea de manera patente la del Bien, la Verdad, y la Belleza.
No nos resistimos a terminar este modesto homenaje a Mistral, hecho por unos catalanes, pues, como ya dijera Francisco Elías de Tejada es Cataluña la heredera espiritual de la Provenza, hispana en su origen, sin citar un curioso pasaje del poema Nerto, novela en verso compuesta por Mistral en la que se describe la lucha entre los esfuerzos por la santidad y la virtud de una joven noble de la Provenza, en tiempos del papado de Aviñón, contra las distintas asechanzas del diablo (o Maestro Mosca, como lo llama Mistral); novela breve, llena de excelentes imágenes y mejores versos. El pasaje en cuestión, perteneciente al prólogo, lo creemos sumamente adecuado para los tiempos que corren, en los que con el espantajo de un virus y el culto materialista a la salud, la Masonería, y sus amos, están forzando al mundo a entrar aún más si cabe en su Nuevo Orden Mundial, justo castigo, permitido por la Providencia, por el abandono de la Verdad. ¿Por ventura no escribió ya Mistral en su tiempo que llegaría el día en que veríamos a la humanidad futura dominando a su gusto al mundo natural, mientras que Dios se retiraba paso a paso ante el hombre soberano?
Crèire, coundus à la victori. Creer conduce a la victoria.
Douta, vaqui l’endourmitòri Dudar, ahí está la adormidera,
E la pouisoun dins lou barriéu el veneno esta en el barril,
E la lachusclo dins lou riéu. el verbasco en el río.
Un cop que l’aigo es enchusclado, Cuando el agua esta envarbascada,
Lou pèis se pren à garbelado, el pez se coge a cestas,
E, quand lou pople a perdu fe, cuando el pueblo ha perdido la fe,
L'infèr abrivo si boufet. el infierno aviva sus llamas.
M'anas crida, d'eici lou vese, Vais a gritarme, lo veo desde aquí,
Que de la sciènci lou lavese que el barreño de la ciencia
A bugada tout lou curun ha limpiado toda la escoria
E tout lou lais dóu vièi ferun. y el fango del salvaje de antaño.
Me dirés pièi que la lumièro, Me diréis después que la luz,
De si clapas, de si ramiero de sus pedregales, de sus ramajes
A descasa li Matagot... ha expulsado los duendes...
Eh! pàuri nèsci! mai Gringot, ¡Ay! ¡Pobres necios! ¡Pero el Maligno
Au ped de l’Aubre de la Sciènci, al pie del Árbol de la Ciencia,
Nous esperavo emé paciènci nos esperaba con paciencia
Despièi Adam! Pensas-ié bèn: desde Adán! Pensadlo bien:
Es lou cabiscòu di sabènt. es el cabecilla de los sabios.
Basto, d'espeirega la draio En suma, despedregar el camino
Ounte, doulènt, l’ome varaio, donde, doliente, el hombre vacila,
De plus manja lou pan tant brun no comer el pan tan negro
E de sourti dóu mascarun, y salir de la negrura del carbón,
Dóu pequinage e dóu mau-viéure, de la miseria y del mal vivir,
Açò, segur, es un deliéure. esto, a buen seguro, es una liberación.
Mai es pas tout: coume disié Pero no lo es todo: como decía
Un sage rèi moun davancié, un sabio rey mi antecesor,
Tant que veirai la creaturo, mientras que haya criatura,
Pèr uno lèi de sa naturo, por una ley de su naturaleza,
Naisse, trachi, pièi toumba flour, nacer, crecer, después caer la flor,
E pièi mouri dins la malour, después morir en el dolor,
Iéu vers plus auto deliéuranço yo, a redención más alta
Enaurarai moun esperanço, elevaré mi esperanza,
Car d'eiçavau la verita pues aquí abajo, la verdad
Es que tout n'es que vanita. es que no hay mas que vanidad.
dissabte, 4 d’abril de 2020
Lecturas antiliberales
La primera de ellas es el volumen intitulado Ética del Curso de filosofía elemental de D. Jaime Balmes. Aunque su autor no sea tenido hoy día por el primero de los filósofos católicos, sus escritos tienen una cualidad que los hace interesantes, a saber, su carácter apologético y altamente didáctico, unido a un estilo conciso y sencillo de entender. Ya no basta en nuestros tiempos conocer la verdadera doctrina, sino que resulta preciso conocer las razones que así la sustentan como la defienden contra los desvaríos del error. En algo más de cien páginas se exponen y fundamentan contra la filosofía moderna los principios de la filosofía moral y política católica, por manera que cualquiera que no la conozca (enteramente o en parte) pueda alcanzar un conocimiento de ella general y exacto, a guisa de introducción a estudios más profundos o a manera de arma para el combate.
La segunda obra que presentamos a nuestros lectores es la Historia del catolicismo liberal y del catolicismo social en Francia desde el Concilio Vaticano I hasta el ascenso de Benedicto XV (1870-1914) del sacerdote francés Emmanuel Barbier, compuesta por seis volúmenes, que se pueden descargar gratuitamente desde la página de la Biblioteca nacional de Francia (no nos consta que se haya traducido al español).
Se cuenta que el arzobispo francés D. Marcel Lefebvre dijo al final de sus días que, solo con haber leído esta obra en los primeros años de su carrera, hubiera imprimido una orientación muy distinta a sus seminarios; como queriendo decir que les hubiese dado un carácter aun más combativo y militantemente antiliberal del que ya tenían. Sea lo que fuere de dichos seminarios, la anécdota muestra que para luchar contra el liberalismo no basta conocer en abstracto su ideología, sino que es necesario haberse impregnado completamente de la doctrina católica, de la verdad en suma, y conocer con profundidad los hechos de aquel para alcanzar a penetrar debidamente su perversidad intrínseca.
¿Cuántos son los que en nuestro tiempo comprenderían con facilidad aquella frase del Manifiesto de los Persas, en la que le dicen los diputados de las cortes legítimas al Rey: Algunos atribuían absolutamente la soberanía la Nación, sin reparar en el absurdo político que encerraba esta pretensión; y ello de manera clara, natural e inmediata? La falta de dicha claridad y presteza en el rechazo del liberalismo al no poder remediarse con la frecuentación y comercio de una sociedad espiritualmente sana, como sucede hoy, resulta imprescindible el trato con los buenos autores que se distinguieron en su oposición al liberalismo en todas sus clases y extensión. Creemos que la obra de D. Emmanuel Barbier y la Ética de D. Jaime Balmes se incluyen dentro de las que merecen el esfuerzo de ser leídas y estudiadas con detenimiento.
El primer enlace conduce a una edición de 1872 del Curso de filosofía elemental completo, de la que hemos extraído la parte dedicada a la Ética y la sección correspondiente del índice.
Tome 2: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k65826113
Tome 3: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k6582633p
Tome 4: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k65826180
Tome 5: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k6582977w
Table analytique: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k65810925
diumenge, 1 de març de 2020
Crónica de la sesión del 22 de febrero de 2019
dimarts, 24 de desembre de 2019
Crónica de la sesión del 14 de diciembre de 2019
diumenge, 17 de novembre de 2019
REUNIÓN ORGANIZATIVA
En ella, tras reseñar lo más destacado de las reuniones importantes más recientes, habidas en la sede de la Comunión Tradicionalista y recordar brevemente los últimos comunicados de la Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, referentes a esa comedia de las urnas acaecida el domingo día 10 del corriente mes, llamadas vulgarmente elecciones a Cortes (sin que quede a nadie claro qué se elige ni dónde estén dichas Cortes), y dar razón de ellos, se disertó breve y eficazmente sobre los medios más conducentes de difundir en el Principado la doctrina carlista, ora con la publicación de los clásicos del tradicionalismo español, ora con su difusión en las futuras sesiones del círculo.
Continuaremos en los próximos meses con la ayuda de Dios las labores en defensa de la Causa de Dios, la Patria y el Rey, en las que esperamos avanzar poco a poco, pero firmemente, y que divulgaremos en la medida de nuestras posibilidades por cuantos medios tengamos a nuestro alcance.