divendres, 5 de setembre del 2025

Illa y Puigdemont se reúnen en Bruselas y juegan a presidentes mientras Cataluña se desangra

Cataluña no hallará su ser en urnas (Salvador Illa) ni en exilios (Carles Puigdemont), sino en su ser: la Monarquía tradicional, católica y foral.

 

Illa y Puigdemont se reúnen en Bruselas y juegan a presidentes mientras Cataluña se desangra



Un «presidente oficial» y un «presidente en el exilio»: dos caretas de un mismo monstruo liberal. Cataluña no está en estos cambalaches personales, sino en sus Fueros.



Bruselas, emporio de la farsa europea, fue testigo de un nuevo sainete liberal. El pasado martes, 2 de septiembre, en la llamada Delegación de la Generalidad en Bruselas, se encontraron por primera vez, cara a cara, dos émulos de autoridad: Salvador Illa, criatura del sufragio adulterado y de las componendas de partido, y Carles Puigdemont, émulo de presidente en destierro dorado, que desde hace años juega a fantasma de una legitimidad inexistente. Dos presidentes, cero legitimidad; Cataluña no cabe en un sainete liberal.


Ambos se reunieron como si de hombres de Estado se tratase, cuando en realidad no son sino títeres del régimen demoliberal que todo lo envilece y nada cimenta. Dos caras de una misma moneda: Uno, con la investidura vacía que le otorgaron las Cortes profanadas por la partitocracia y el régimen liberal; el otro, con la vana pretensión de encarnar a Cataluña mientras se esconde en tierras extranjeras. Y mientras tanto, el pueblo catalán sigue confundido y burlado.


Ni una palabra hubo sobre la verdadera miseria que aflige al país: el campo arruinado, las familias acosadas por la ruina y la inmoralidad rampante, las ciudades entregadas a la inmigración sin freno, las familias jóvenes sin acceso a una vivienda, el aumento de la delincuencia, el páramo de la educación actual... 


La reunión entre los dos títeres se redujo a cambalaches personales y de partido, a un juego de sombras que sólo sirve para prolongar el reinado de la mentira.


Conviene recordarlo: Cataluña tuvo, tiene y tendrá otra legitimidad, la que dimana de Dios, de la Monarquía tradicional y de los Fueros que hicieron libres a nuestros padres. Frente a los teatrillos liberales de Bruselas, la voz de la Tradición resuena clara: ni Illa ni Puigdemont son Cataluña. Cataluña es católica y foral, aunque no lo sepa; y así se pondrá de manifiesto cuando acabe esta triste comedia del liberalismo.
 

Agencia FARO / Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau

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