divendres, 6 de maig del 2022

Crónica del Aplech carlista de Montserrat de abril de 2022

 Crónica del Aplech carlista de Montserrat de abril de 2022



Con motivo de la festividad de la Virgen de Montserrat (27 de abril), patrona de las diócesis catalanas, y como continuación de los actos de homenaje, desagravio y protesta iniciados el 29 de enero de este año tras la profanación del monumento al requeté en Montserrat, el pasado sábado 30 abril al mediodía tuvo lugar una ofrenda floral y una oración por los mártires del Tercio y de la Causa, ante la Cripta-Mausoleo del Tercio en Montserrat, tal como había sido convocado con anterioridad.

Aunque el parte meteorológico anunciaba lluvia, finalmente la Virgen nos regaló un día soleado y primaveral que duró hasta primera hora de la tarde, justo cuando el acto concluyó y comenzaron entonces las lluvias pronosticadas.

El acto fue sencillo y familiar, tal como se había planeado. Pasadas las doce del mediodía, con algo de retraso, se congregaron junto a la Cripta-Mausoleo del Tercio, en Montserrat, un grupo de correligionarios y amigos: Entre ellos, dos sacerdotes, D. Javier Utrilla, FSSPX, y el P. Federico, diocesano; un par de familias con niños; una decena de jóvenes que habían peregrinado andando desde Monistrol (al pie de la montaña de Montserrat); y otros tantos carlistas y amigos del Círculo que subieron a la Abadía en varios coches, como Andriana A.C. —nieta del requeté Comas, del Tercio de Montserrat— y la profesora Helena Escolano —directora del Club de Lectura carlista de Barcelona—, entre otros correligionarios y amigos.

Comenzó el P. Javier Utrilla con unas palabras iniciales, en las que recordó que los requetés del Tercio de Montserrat no salieron al combate impulsados por el odio o las pasiones partidistas, sino para defender lo que más amaban: Dios, la religión y la patria, y que tal amor no consiste sólo en querer el bien, sino también en lanzarse decididamente a la lucha cuando el culto de Dios y el bien de las almas están en peligro.  Sin embargo, los que han venido después no lo tienen tan claro, empezando por los eclesiásticos: «los que debían su vida a la muerte de tantas almas generosas, no sólo olvidaron enseguida su entrega, sino que, aún peor, se echaron en brazos de aquel enemigo derrotado al precio de tantos dolores (…): la Revolución ha impulsado la vil y cobarde retirada de la estatua y previa profanación de la Cripta de los Requetés». El texto completo del Exordio del Rvdo. D. Javier Utrilla se puede consultar íntegramente al final de esta crónica.

Tras estas palabras iniciales, los niños de las familias asistentes depositaron una ofrenda floral —una bandera de la cruz de San Andrés compuesta por claveles blancos y rojos— en el lugar donde se encontraba el monumento al requeté yacente, cobardemente retirado el pasado mes de enero.





A continaución, el Rvdo. D. Javier Utrilla rezó un responso por los mártires del Tercio y de la Causa, especialmente por los que reposan en el Mausoleo de Montserrat. Y a continuación, dirigió el rezo del Santo Via Crucis, como acto de desagravio por la profanación y retirada del monumento, con un texto en verso compuesto por el P. Rafelbuñol, s. XVIII. Finalizadas estas oraciones, un agradable picnic de hermandad en el mismo lugar, cerró el acto.

A destacar que este año se celebra el 75º aniversario de la entronización de la Virgen de Montserrat en la actual sede de plata, y con motivo de esta efeméride el Círculo ya publicó una breve nota  el mismo día 27 de abril.

Sirva este acto para honrar a la Virgen de Montserrat en el día de su fiesta y para dar continuidad a los actos de desagravio iniciados el pasado enero de 2022 en Montserrat. ¡Que vuelva el Requeté a Montserrat!




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Texto completo del Exordio del Rvdo. D. Javier Utrilla, FSSPX, al inicio del acto




Queridos hermanos en Cristo:

    Nos encontramos de nuevo hoy ante la sepultura de los caídos del Tercio de Montserrat, en esta montaña sagrada corazón de la fe y de la tradición católica de la tierra catalana.

    Y nos encontramos de nuevo aquí para honrar la memoria de estos catalanes que, ante el brutal ataque de aquella revolución satánica de 1936, descendiente directa de aquella otra de 1789, supieron plantar batalla y honrar, con su sangre, la de Aquél que la vertió tan generosa y fecundamente en el Calvario.

    Porque los combatientes del Tercio de Montserrat no salieron al combate impulsados por el odio o las pasiones partidistas, sino que dejaron sus familias, sus ocupaciones y, en tantos casos, futuros prometedores, para defender lo que más amaban: su Dios, su religión y su patria.

    «Donde está tu tesoro, allí está tu corazón», nos dice el Señor, y viendo las obras, el vivir y el morir de estos héroes, vemos a la vez ese amor de Cristo que ardía en sus corazones. Amor que no consiste sólo en querer el bien, en desear que la Cristiandad Santa sea glorificada, amada y servida por los hombres, sino que abarca también el lanzarse decididamente a la lucha cuando el culto de Dios y el bien de las almas están en peligro.

    Los hombres del Tercio lo tenían claro, y todo el que tenga entendimiento lo conocerá si estudia la Historia; pero, por desgracia, no parece que lo tuvieron tan claro los que vinieron después. Sin duda que la sangre de los requetés fue gratísima a los ojos del Altísimo, y consiguió incontables bendiciones para nuestra Patria, pero tenemos que lamentar que muchos de los que se beneficiaron de su sacrificio fueron extremadamente ingratos con tan grandes bienhechores.

    En efecto, ¿qué menos podía pedirse a los que gozaron de la paz que custodiar y honrar la memoria de los que la hicieron posible y, sobre todo, los principios y la Fe que la sustentaban? Y, sin embargo, tenemos que constatar cómo, empezando por los eclesiásticos, los que debían su vida a la muerte de tantas almas generosas, no sólo olvidaron enseguida su entrega, sino que, aún peor, se echaron en brazos de aquél enemigo derrotado al precio de tantos dolores.

    Porque no hemos de olvidar que la lucha sigue, esa que empezó Lucifer con su «non serviam» y pasó a este mundo por el pecado de nuestros primeros padres: la lucha entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y Belcebú, entre la obediencia de Nuestro Señor en la Cruz y la rebelión de los hombres siervos del Maligno, cuya versión actual es la Revolución.

    Pues ha sido tal Revolución la que ha impulsado la vil y cobarde retirada de la estatua y previa profanación de la Cripta de los Requetés; porque el demonio no olvida a los que le han vencido, y seguirá tratando de destruir la obra de Dios hasta que el Señor vuelva de nuevo para triunfar glorioso a la vista de todos los hombres. Y, cuanto más derrotado se sabe, con más saña persigue a los cristianos; pero bien sabemos, por la Cruz, que cuanto más crea vencer Satanás con su maldad, mayor victoria nos obtendrá Cristo.

    Así, pues, pidamos ahora a Nuestro Señor que acoja a estos combatientes suyos en su gloria, y que sean ellos nuestros intercesores para que podamos alcanzar su recompensa imitando sus gestas.


Rvdo. D. Javier Utrilla, FSSPX


    

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