divendres, 28 de febrer del 2025

Cartel blasfemo del carnaval en Terrassa


 

Cartel blasfemo del carnaval en Terrassa



Estos sujetos pretenden dárselas de «antisistema» y «oprimidos», siendo ellos la misma corte del Faraón, y para ello utilizan la táctica de manipulación psicopática muy habitual hoy en política de invertir la realidad y presentar al agredido como agresor y a ellos mismos, el victimario, como víctima.




Me llega el nuevo cartel del Carnaval, «Carnestoltes», de Terrassa, en el que se presenta a un obispo de espaldas, a cuatro patas y con tacones, cuando tenemos todavía reciente la burla al Sagrado Corazón durante las campanadas de fin de año en Televisión Espantosa, la mofa contra Dios y la Iglesia en el festival de los Globos de Oro, o la Última Cena blasfema en los Juegos Olímpicos de París, etc... Algo que parece que ya es una moda, como el Tik Tok, el reaggaeton o el vestir mal.

Resulta curioso cómo parece no importarles a estos politicastros (en este caso del PSC, aunque tanto da) el respeto al número no pequeño de católicos practicantes que hay entre sus gobernados. Estos déspotas se creen faraones o césares y desprecian a sus súbditos, se dedican a vender el bulo de dictaduras fantasmagóricas  y contubernios eclesio-autoritarios en la sombra todavía más imaginarios en los cuales la Iglesia haría y desharía todo tipo de juegos de poder con los grandes políticos y personajes siniestros de la élite mundial... La misma élite mundial a la cual el PSOE y todo el Régimen del 78 llevan sirviendo durante los últimos casi 50 años en la tozuda realidad objetiva, y que si por algo se caracteriza es por su atávico y visceral anticristianismo que han convertido en una moda, especialmente desde los años 60. Son justamente esos poderes los que han convertido en socialmente aceptable los ataques a lo más sagrado. En cualquier sociedad sana no serían tolerados sin serias consecuencias legales (no pongo límite) para los perpetradores, pues en ello, aparte de ofender a Dios, se ofende a los fieles y se ataca al corazón de la cohesión social de la comunidad política y esencia misma de una nación como España, con lo cual se trataría de algo más bien cercano al terrorismo.

Es muy fácil nadar a favor de la corriente, ya se ha dicho hasta la saciedad que estos valientes y «adalides de la libertad» son muy osados cuando cuentan con el erario público y se saben legalmente impunes de facto para atacar a grupos ya habitualmente lapidados por el mundo, pero no muestran la misma osadía cuando se pueden prever consecuencias, por lo cual no se les va a ver en Arabia Saudí o Chechenia mofándose de Mahoma, ni en la China comunista atacando al líder del partido único. Su actitud es la de los niños de los colegios que, cuando hay un caso de acoso, se suman por inercia al matón para alimentar todavía más esa dinámica, para desgracia de la víctima.

En el contexto de la España del año 2025, arrasada por 50 años de masonería, de liberalismo diestro y siniestro, de una Constitución calculadamente atea, del Régimen del 78 —en el cual el anticristianismo es política de estado y el gobierno profana tumbas en templos católicos, se blasfema en la principal televisión pública en horario de máxima audiencia, o se alzan públicamente y con la máxima solemnidad banderas sodomitas—, en ese contexto tan concreto, el diseñar un cartel blasfemo y ofensivo hacia el catolicismo tiene el grado de transgresión y valentía que podía tener el destrozar la tienda de una familia del ghetto judío de turno en la Alemania de los años 30, o echar a un negro del bus en la Alabama de los años 50, o disparar contra un bloque de viviendas palestino con niños, mujeres y ancianos desde un tanque en la Gaza actual.

El «hecho diferencial» es que estos sujetos pretenden dárselas de «antisistema» y «oprimidos», siendo ellos la misma corte del Faraón, y para ello utilizan la táctica de manipulación psicopática muy habitual hoy en política de invertir la realidad y presentar al agredido como agresor y a ellos mismos, el victimario, como víctima; pues el mal, si por algo se caracteriza, es por mentir, tergiversar y no ir de cara.

Parte de la tribulación y la persecución es la burla, y todos se crecen con aquél en horas bajas que ha tocado fondo, todos se animan a «hacer leña del árbol caído», y por experiencia muchos sabemos que soportar la burla, sobretodo si es grupal, puede resultar más penoso que las mismas golpizas. Cristo no escatimó su ejemplo a la hora de sufrir esas situaciones durante su Pasión.

La Iglesia, como cuerpo místico de Cristo, está destinada a pasar por lo mismo que Él pasó. Lo que hacen todos estos pobres diablos e ignorantes que se apuntan al carro de lo fácil para ganar notoriedad y simpatía entre los poderosos atacando a Dios, a la Iglesia y a los católicos, no es sino ser los actuales «amigos del César», los sucesores de quienes se rieron de Cristo en su momento más difícil; los del Sanedrín que le escupen y abofetean diciéndole «¡adivina quién te pegó!»; los soldados que le coronan de espinas y golpean con una caña burlándose «Salve, rey de los Judíos»; los que pasan por allí y en su agonía en la Cruz le espetan «tú que destruías el Templo y lo reedificabas en tres días, sálvate a ti mismo! Si eres hijo de Dios, ¡baja de la Cruz!»; el mal ladrón que estando él mismo en el suplicio se envalentona diciendo «ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo; si es Rey de Israel, ¡que baje de la Cruz y creeremos en él!»; escribas y fariseos «ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo ¡el Mesías, el Rey de Israel!; que baje ahora de la cruz para que veamos y creamos»;  y también a los de «deja, a ver si viene Elías a salvarlo».

Pero hay para todos ellos —seguros de su poder temporal— una terrible noticia que ni en sus peores pesadillas podrían concebir: que al final Cristo vence y, al igual que la Iglesia tiene que pasar por la misma Pasión, también al final resucitará y participará de su triunfo. Y sus escarnecedores, al igual que sus predecesores que se «cayeron de culo» al suceder la Resurrección —con todo lo que la rodeó—, también van a participar de la misma derrota y humillación final, y dirán a las montañas «caed sobre nosotros» y a los collados «sepultadnos». El Dios lento para el castigo y rico en misericordia quiera que antes se arrepientan y pasen, de ser sucesores del Saulo Fariseo, que perseguía a muerte a la Iglesia de Cristo, a ser émulos del Apóstol San Pablo, que da su vida por Ella.

Lo requetè Francesch Antòniu, Círcol Tradicionalista de Barcelona Ramon Parés y Vilasau.

dimarts, 25 de febrer del 2025

Primeres impressions (III)




Primeres impressions (III)


Hem cercat una terrassa on seure per dinar i hem vist passar la gent; el migdia és ben particular: les botigues resten obertes i la gent no afluixa la marxa.



Dins les curtes notes que queden aplegades sota el nom de primeres impressions, recullo prosificades algunes observacions que davallen pel cobert del meu impermeable de turista; i em decideixo a publicar-les per a recordança meva i també perquè els viatges, a malgrat que siguin dins els límits de la nostra civilització, sempre tenen, per a mi, quelcom d’exòtic que mereix de ser contat. 



***


Deu d’agost.

Les matines comencen aviat; a set hores del matí ja la llum s’escola pels finestrons amb una extraordinària vitalitat. La vida es desvetlla però és, novament, amortallada per una massa uniforme de núvols de contrastos fúnebres; el fred ha perdut presència i córrer pels carrers un vent subtil i fresc, revitalitzant.

Els carrerons són encara emmandrits, semblen deixats a l’abandó, res s’hi mou; tal volta un corb es passeja amb catxassa per la gesta, i gralla —cro-cro—, i potser un cotxe, rabent, esquitxa la mullena de l’asafalt. El sol fa estona que ja roda i la vida urbana és encara apagada, els homes i la llum sembla que passen indiferents els uns de l’altre.

A punta de dia, quan la llum banyava la nostra cambra —a casa—, l’àvia, ens desvetllava per anar a esmorzar i, al vespre, en el moment que moren els colors i les ombres es fan llargues, interrompia els nostres afanys juganers exhortant-nos a recollir-nos a casa. La llum, amb petites excepcions, és qui mana la nostra quotidianitat, ella marca el compàs de la vida; en canvi, en aquest racó del món, ací al nord, l’horari és una estricta convenció pràctica que no vol tenir gaires raons amb una llum que és, sempre coberta de núvols, sobreabundant a l’estiu i força escassa a l’hivern.

El dia d’avui transcórrer sense gaire novetat i voltant pel centre d’Estocolm hem anat a parar lluny, enmig de la ciutat. Hem cercat una terrassa on seure per dinar i hem vist passar la gent; el migdia és ben particular: les botigues resten obertes i la gent no afluixa la marxa.

La vida no fa migdiada i els carrers, a la ciutat, són vius com ho eren suara a mig matí i com ho seran després a la tarda incipient. La jornada passa com d’un seguit, hi ha una perfecta continuïtat entre el matí i la tarda, que es confonen, deixant pas l’un a l’altra sense solució de continuïtat; bell contrast amb el nostre migdia, estona soporífera on la contemplació s’ensopeix en el silenci i la quietud que vaguen per la majoria dels nostres carrers.

Els comerços abaixen les parpelles aviat, a sis hores els negocis ja tanquen i la gent es comença a recollir, el dia és prematurament escapçat i s’apaga definitivament amb l’arribada d’aquesta quietud que, de matí, sols un corb gosava de destorbar.

Pere Pau, Círcol Tradicionalista de Barcelona Ramon Parés y Vilasau

dissabte, 22 de febrer del 2025

Crónica de la conferencia sobre vivienda y tradicionalismo, pronunciada en Barcelona por Gonzalo J. Cabrera


 

Crónica de la conferencia sobre vivienda y tradicionalismo, pronunciada en Barcelona por Gonzalo J. Cabrera



Tuvo lugar el pasado miércoles 19 de febrero, en el Centro Cívico Pere Quart, de Les Corts, y organizada por el Círculo Tradicionalista de Barcelona





«El problema de la vivienda y la política tradicionalista» fue el título de la conferencia pronunciada en Barcelona por don Gonzalo J. Cabrera, abogado tributario y experto en economía tradicionalista, conocido por sus aportaciones en el diario La Esperanza así como por sus sesiones en los Círculos carlistas de Valencia y de Oviedo.

Esta sesión barcelonesa tuvo lugar, según se había anunciado, el pasado miércoles 19 de febrero, en el Centro Cívico Pere Quart del barrio de Les Corts, y fue organizada por el Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau, de la Comunión Tradicionalista.

El Círculo barcelonés ya había tratado la cuestión de la vivienda en artículos anteriores, tanto de actualidad como de opinión, el último de ellos publicado en las pasadas navidades. Y esta conferencia sirvió para profundizar en el estudio y comprensión del tema, gracias a las excelentes aportaciones del ponente.

 



Don Gonzalo J. Cabrera inició su sesión con un exordio donde situó los términos en el contexto del pensamiento político tradicional. A continuación, abordó su exposición en cuatro partes: en primer lugar, mostró unos trazos de la situación actual de la vivienda en España; en segundo lugar, expuso las  causas razonables de la situación actual; en tercer lugar, demostró la ineficacia de las medidas adoptadas hasta el momento presente; y en cuarto lugar, propuso algunas políticas prospectivas conformes al pensamiento católico tradicional. Finalmente, un animado turno de preguntas cerró la sesión.

El exordio sirvió para recordar la concepción tradicional o clásica de propiedad como derecho natural secundario, no primario. En efecto, siguiendo a Santo Tomás de Aquino y a Vallet de Goytisolo, el destino universal de los bienes constituye el principio primario, mientras que la propiedad privada resulta, en un nivel secundario, un medio para alcanzar aquel fin. Esta concepción clásica difiere de la actual concepción positivista e individualista que encontramos en el Código Civil, de corte liberal capitalista.

Entrando en materia, el ponente mostró unos trazos de la situación actual de la vivienda en España, con la ayuda de unas gráficas comparativas. Así, observamos que entre 1990 y 2023, los precios de compra y de alquiler por metro cuadrado se han multiplicado por cuatro, muy por encima del incremento de la inflación o del costo de la vida.

Podemos encontrar las causas de este desorbitado incremento en dos «burbujas» económicas (la de 2004-2006 y la actual), en una gran crisis económica general (del 2007 a 2015), en la distribución geográfica irregular de la población peninsular entorno a pocas aglomeraciones urbanas, en los tipos de interés, en la demanda extranjera y en las políticas fiscales.

Ante este problema, las administraciones públicas han legislado limitando los precios del alquiler. Una medida populista que, sin embargo, ha producido el efecto contrario al aparentemente deseado, pues las clases sociales más modestas han resultado perjudicadas. En efecto, la regulación del precio del alquiler produce un «efecto imán», es decir, tiende a equipar los precios: los más altos se rebajan por normativa pero, al reducir la oferta de vivienda, se elevan los precios más bajos, por lo que se tiende a equiparar el precio. Esta política de limitación forzosa de precios del alquiler no es operativa porque no ataja de raíz el problema: el precio del alquiler es un reflejo, un síntoma, de los precios de compra. 

 



Las políticas para solucionar este problema chocan con el marco constitucional y comunitario actual. Sería necesario recuperar la soberanía y superar el sistema constitucional. Sin embargo, dentro del mismo, es posible aún tomar algunas medidas, especialmente fiscales (establecer un impuesto que grave la especulación), estratégicas (fomentar la distribución de la población por todo el territorio, mediante la creación de servicios públicos de buena calidad fuera de los actuales centros demográficos) y la construcción de vivienda de protección oficial.

No obstante, la solución de fondo es sistémica: volver a la concepción clásica de propiedad —opuesta a la liberal—, y a instituciones como la propiedad comunal, la gremial y la familiar. Por tanto, es preciso volver a la Tradición.

Un animado turno de preguntas cerró la sesión.

Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau.

 


 


 





dijous, 20 de febrer del 2025

Salvador Dalí, la fe i la tradició (XI)

Salvador Dalí
 

 

Salvador Dalí, la fe i la tradició (XI)


«El 1951, les coses més subversives que li poden passar a un exsurrealista són dues: primera, tornar-se místic i segona, saber dibuixar: aquestes dues coses m’acaben de succeir alhora».




Demanem disculpes als lectors per la interrupció que, per justa obediència a les nostres obligacions, hem hagut de fer patir a aquesta sèrie d’articles que es volen reprendre a partir d’avui.

En els anteriors articles vam presentar la protesta de Salvador Dalí contra l’art modern, així com la seva exhortació a retornar a la tradició clàssica desempolsant la matèria i la forma de l’obra dels grans mestres. Pels volts dels anys cinquanta s’enllesteix la seva conversió total: mística i després artística.

«Estéticamente creo que toda forma interior, para que sea completa, tiene que traducirse en una forma exterior; o sea, lo que se piensa debe verse afuera.»

Mentre el pintor modern abandona la tècnica i oblida la bellesa, el geni empordanès es proposa de recuperar ambdues; quan el modern ofega l’ànima i passa a viure de la matèria, Salvador Dalí alça les puntes dels seus bigotis vers el misteri de la transcendència.

Potser és massa pretensiós d’esbrinar quines foren les raons que van acostar el surrealista català a les posicions nostrades de la tradició i la fe cristiana; no obstant, hem procurat d’anar fent l’estudi d’aquesta qüestió de forma paral·lela al descabdellament de la seva biografia per a establir connexions entre vida, pensament i obra que ens auxiliïn en aquest propòsit.

En l’entrevista Dalí, hoy, per Josep Maria Massip, publicada a la revista Destino l’any 1950, en Dalí atén específicament la qüestió de la seva controvertida evolució:
«En cuanto a lo que usted llama rectificación, yo lo llamo evolución, y esta es evidente que existe en mí. No se trata de un cambio brusco sino de una evolución progresiva, coherente, que informa en el fondo toda mi obra y que se desenvuelve desde mi desacuerdo inicial con el grupo surrealista de París, casi inmediatamente después de mi llegada a la capital de Francia en 1929. En 1940, ya de una manera manifiesta, aquel proceso interior mío se refleja con claridad en el último capítulo de mi libro La vida secreta, que es, si se sabe leer, una apología al catolicismo.»

Fem destacar un segon fragment, de l’entrevista Dalí al desnudo, per Manuel del Arco, en què s’expressa en els següents termes quan és preguntat per les raons de la seva època revolucionària:

«[Fui sacrílego] porque buscaba el éxtasis por procedimientos materiales; yo era heredero de la revolución francesa y del materialismo. Hoy soy un místico y busco el éxtasis por el camino de la perfección; por lo espiritual.»
«No me río, ni reniego de mis experiencias revolucionarias, gracias a las cuales he llegado a mi misticismo, y compadezco a los católicos que se han encontrado su creencia ya hecha y no hayan pasado por mis tormentos y experiencias revolucionarias.»

La conversió, si es vol la ruptura biogràfica, és evident; i es pot endevinar que fou producte de la mort de les esperances efímeres que ell, com molts d’altres prohoms, havia tingut en la revolució. Tastada la desfeta de la revolta, els anhels de l’home, que foren els mateixos progenitors de l’avalot, quedant encara sense resoldre, generen inquietud i és aquesta la que emmena els homes de geni despert cap a la veritat, que es destaca amb més intensitat, precisament, enmig de la fosca.

Vist des de la superfície, sense gaire deteniment, l’obra i el pensament de Salvador Dalí pot semblar tota una contradicció sense gaire significat més que l’excentricitat d’un personatge del qual se’n servia l’empordanès —suposadament—, per a viure i fer fortuna; tanmateix, nosaltres ens hi oposem de totes passades. Si en Dalí no estripa cap de les seves anteriors obres ni oblida el seu passat és perquè és el substrat de la seva evolució, diríem la foscor que li van permetre d’orientar-se, que li permeté llambregar el centelleig de la veritat; la contradicció i la paradoxa, no tenen com a germen, en aquest cas, la mentida —casual o intencionada—, sinó que són la manifestació d’un anhel constant que marxa a palpentes, l’anhel per la veritat i la unitat.

En Dalí no podia restar de braços plegats després de la desfeta surrealista; ans al contrari, va identificar amb claredat els principis absurds que esbudellaven la forma artística i que fins emmenaven llurs propis artífexs a la destrucció personal; i va reaccionar en contra de tots els fantasmes que, amb besllums d’il·lusions, havien absort les aspiracions de transcendència, bondat i bellesa que tota persona, especialment la mediterrània, sent batre en la pregonesa de la seva ànima.

Segons sembla que exposa el mateix artista, el seu afany durant l’etapa surrealista no fou assolar la realitat —com sí que es proposava el pervers Breton—, sinó que feia pretensió de desvetllar-la, descobrir la realitat a través de l’ascens de l’home per l’escala de l’inconscient; abordar el desconegut per a perfeccionar l’existència de l’home. És encetada la dècada dels anys cinquanta, que en Salvador troba que els graons que han d’elevar l’home no són pas els de la inconsciència, la interpretació dels somnis o la voluptuositat; que l’escambell de l’home no és pas material sinó místic, espiritual.

Salvador Dalí es deixa fascinar pels nous descobriments de la física nuclear que, a malgrat d’inspeccionar la realitat amb la finalitat de definir-la, encara engendra més incògnites sobre la naturalesa de l’univers i les lleis que el constitueixen. D’aquesta manera —com un anatomista va fent consciència de la necessària existència d’una intel·ligència creadora, amb el resseguir de les estructures i el ressonar dels engranatges que sostenen la vitalitat del cos humà—, el nostre pintor, recolzant-se en les noves meravelles que desvetlla la ciència, esdevé un místic.
«El ciclotró de les barres filosòfiques de Dalí estava posseït per un afany de triturar-ho tot, de moldre-ho i bombardejar-ho tot amb l’artilleria dels seus neutrons intraatòmics, perquè l’innoble conglomerat visceral i amoniacal biològic, l’accés al qual s’assoleix mitjançant el somni surrealista, pogués transformar-se en energia atòmica pura. Un cop assolit aquest formigueig putrefacte i total i definitivament espiritualitzat, la missió i la raó de l’existència de l’home a la terra quallarien, i tot seria un tresor.»

Els físics que estudien els components elementals de la matèria i les lleis de la seva interacció fa anys que treballen en l’acceleració i la col·lisió de partícules per a definir la seva constitució i llurs propietats. Així com la recerca nuclear moderna utilitza els acceleradors i els sincrotrons per a descobrir el misteri de les partícules subatòmiques, que podríem dir el sosteniment elemental de la realitat material; en Dalí es planteja d’utilitzar les seves barres  —les seves mandíbules, l’òrgan filosòfic de l’home per excel·lència, segons deia— per a rosegar la realitat, no amb una finalitat perversa—tal com dèiem— sinó amb l’afany d’un descobridor.

Així com la queixalada del pescador estenalla la closca del crustaci i amb llurs dits colrats escorcolla els racons de la crosta per a extreure’n el nutrient, cal a l’home de triturar —d’accelerar i bombardejar la realitat—, per tal d’accedir a l’essència, com aquella llum de sincrotró que obtenim en els nostres acceleradors i de la qual ens servim per a l’estudi del món material.

Acostar l’home a la dimensió transcendental és alimentar l’home; i la raó, justament emprada, pot auxiliar-nos en aquest propòsit magnànim: descobrir la joia que s’amaga dins la matèria aspre i eixuta. És l’home malaurat i afamat que rosegava el peix de closca per a accedir al nodriment que dins s’hi amaga; és aquesta l’operació que els místics cristians fa centúries que sostenen en l’extàtica claror dels seus claustres o que avui mateix malden per imitar els estudiosos de les partícules, encaparrats i capficats en llurs laboratoris soterrats.

Els nous descobriments del relativisme i la física quàntica, més aviat dubtes que certeses —diu en Dalí que aquests deixen espai a Déu i retornen a lloc el racionalisme superb—; amb l’esclat de l’àtom en centenars de pedaços i amb la descoberta de l’ADN —la memòria de Déu, diu, al servei de cadascun dels elements del món— el geni surrealista es declara místic.

«La ciencia —que parece que nos entrega la llave del poder del mundo— en realidad nos aleja de la potencia, que no puede nacer sino de la intuición total, fulgurante entre el espíritu y lo real. El racionalismo y la experiencia no son más que elementos de control. Lo que nos abre las puertas del universo son las facultades irracionales.»

«Puc dir que avui, soc l’home que es troba més pròxim a l’existència de Déu.»

Salvador Dalí.


Pere Pau, Círcol Tradicionalista de Barcelona Ramon Parés y Vilasau


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Mensajeros polinucleotídicos, 1975



Salvador Dalí, la fe y la tradición (XI)


«En 1951, las cosas más subversivas que le pueden pasar a un exsurrealista son dos: primera, volverse místico y segunda, saber dibujar: estas dos cosas me acaban de suceder a la vez».



Pedimos disculpas a los lectores por la interrupción a la que hemos tenido que someter esta serie, por justa obediencia a nuestras obligaciones, que a partir de hoy pretendemos de retomar.

En los artículos previos presentamos la protesta de Salvador Dalí contra el arte moderno, así como su exhortación a volver a la tradición clásica desempolvando la materia y la forma de la obra de los grandes maestros. Alrededor de los años cincuenta se completa su conversión total: artística y mística a la vez.

«Estéticamente creo que toda forma interior, para que sea completa, tiene que traducirse en una forma exterior; o sea, lo que se piensa debe verse afuera.»

Mientras el pintor moderno abandona la técnica y olvida la belleza, el genio ampurdanés se propone de recuperar ambas; cuando el moderno somete el alma y pasa a vivir de la materia, Salvador Dalí levanta las puntas de sus bigotes hacia el misterio de la trascendencia.

Quizás fuera demasiado pretencioso de averiguar qué razones fueron las que acercaron al surrealista catalán a nuestras posiciones de la tradición y la fe cristiana; no obstante, hemos procurado de ir haciendo el estudio de esta cuestión de forma paralela al desarrollo de su biografía para establecer conexiones entre vida, pensamiento y obra que nos auxilien en este propósito.

En la entrevista Dalí, hoy, por Josep Maria Massip, publicada en la revista Destino en 1950, Dalí atiende específicamente la cuestión de su controvertida evolución:

«En cuanto a lo que usted llama rectificación, yo lo llamo evolución, y esta es evidente que existe en mí. No se trata de un cambio brusco sino de una evolución progresiva, coherente, que informa en el fondo toda mi obra y que se desenvuelve desde mi desacuerdo inicial con el grupo surrealista de París, casi inmediatamente después de mi llegada a la capital de Francia en 1929. En 1940, ya de una manera manifiesta, aquel proceso interior mío se refleja con claridad en el último capítulo de mi libro La vida secreta, que es, si se sabe leer, una apología al catolicismo.»

Destacamos un segundo fragmento, de la entrevista Dalí al desnudo, por Manuel del Arco, en la que se expresa en los siguientes términos cuando es preguntado por las razones que inspiraron su periodo revolucionario:

«[Fui sacrílego] porque buscaba el éxtasis por procedimientos materiales; yo era heredero de la revolución francesa y del materialismo. Hoy soy un místico y busco el éxtasis por el camino de la perfección; por lo espiritual.»

«No me río, ni reniego de mis experiencias revolucionarias, gracias a las cuales he llegado a mi misticismo, y compadezco a los católicos que se han encontrado su creencia ya hecha y no hayan pasado por mis tormentos y experiencias revolucionarias.»

La conversión, si se quiere la ruptura biográfica, es evidente; y se puede adivinar fácilmente que fue producto de la muerte de las esperanzas efímeras que él, como muchos otros prohombres, había puesto en la revolución. Frente a los deshechos de la revuelta, los anhelos del hombre, que fueron los mismos progenitores del disturbio, quedando todavía sin resolver, generan inquietud y es esta la que lleva a los hombres de genio despierto hacia la verdad, que se destaca con más intensidad, precisamente, en medio de la oscuridad.

Visto superficialmente, sin mucho detenimiento, la obra y el pensamiento de Salvador Dalí puede parecer toda una contradicción sin mucho significado más que la excentricidad de un personaje, del que se servía el ampurdanés —supuestamente—, para vivir y hacer fortuna; aun así, nosotros nos oponemos firmemente. Si Dalí no desgarra ninguna de sus anteriores obras ni olvida su pasado es porque es el sustrato de su evolución, diríamos la oscuridad que le permitió orientarse, que le permitió encontrar el destello de la verdad; la contradicción y la paradoja, no tienen como germen, en este caso, la mentira —casual o intencionada—, sino que son la manifestación de un anhelo constante que marcha a ciegas, el anhelo por la verdad y la unidad.

Dalí no podía permanecer de brazos cruzados después de la experiencia surrealista; al contrario, identificó con claridad los principios absurdos que destripaban la forma artística y que hasta destruían personalmente a sus artífices; y reaccionó en contra de todos los fantasmas que, con los atisbos de las ilusiones, habían absorto las aspiraciones de trascendencia, bondad y belleza que toda persona, especialmente la mediterránea, siente batir en la profundidad insondable de su alma.

Según parece exponer el propio artista, su afán durante la etapa surrealista no fue devastar la realidad —como sí que se proponía el perverso Breton—, sino que pretendía desvelarla, descubrir la realidad a través del ascenso del hombre por la escalera del inconsciente; abordar lo desconocido para perfeccionar la existencia del hombre. Iniciada la década de los años cincuenta, Salvador toma conciencia que los peldaños que deben elevar el hombre no son los de la inconsciencia, la interpretación de los sueños o la voluptuosidad; que el escabel del hombre no es material sino místico, espiritual.

Salvador Dalí se deja fascinar por los nuevos descubrimientos de la física nuclear que, a pesar de inspeccionar la realidad con el fin de definirla, todavía engendra más incógnitas sobre la naturaleza del universo y las leyes que lo constituyen. De este modo —como un anatomista va tomando conciencia de la necesaria existencia de una inteligencia creadora, con el reseguir de las estructuras y el resonar de los engranajes que sostienen la vitalidad del cuerpo humano—, nuestro pintor, apoyándose en las nuevas maravillas que desvela la ciencia, se convierte en un místico.

«El ciclotrón de las barras filosóficas (sic.) de Dalí estaba poseído por un afán de triturarlo todo, de molerlo y bombardearlo todo con la artillería de sus neutrones intraatómicos, porque el innoble conglomerado visceral y amoniacal biológico, el acceso al cual se logra mediante el sueño surrealista, pudiera transformarse en energía atómica pura. Una vez lograda este hormigueo putrefacto y total y definitivamente espiritualizado, la misión y la razón de la existencia del hombre en la tierra cuajarían, y todo sería un tesoro.»

Los físicos que estudian los componentes elementales de la materia y las leyes de su interacción hace años que trabajan en la aceleración y la colisión de partículas para definir su composición y sus propiedades. Así como la investigación nuclear moderna utiliza los aceleradores y los sincrotrones para descubrir el misterio de las partículas subatómicas, que podríamos decir el sostenimiento elemental de la realidad material; Dalí se plantea de convertir sus barras —sus mandíbulas, según una expresión catalana, órgano filosófico del hombre por excelencia, según decía Dalí— para masticar y escudriñar  la realidad, no con una finalidad perversa —tal como decíamos— sino con el afán de un descubridor.

Así como la mordida del pescador quiebra el caparazón del crustáceo y con sus dedos morenos registra los rincones de la costra para extraer el nutriente, el hombre debe triturar — acelerar y bombardear la realidad—, para acceder a la esencia, como aquella luz de sincrotrón que obtenemos en nuestros aceleradores y de la cual nos servimos para el estudio del mundo material.

Acercar el hombre a la dimensión trascendental es alimentar al hombre; y la razón, justamente empleada, puede auxiliarnos en este propósito magnánimo: descubrir la joya que se esconde dentro de la materia áspera y enjuta. Es el hombre desafortunado y afamado que mordisqueaba el pescado de caparazón para acceder al nutriente que dentro se esconde; es esta la operación que los místicos cristianos hace centurias que sostienen en la extática claridad de sus claustros o que hoy mismo pretenden imitar los estudiosos de las partículas, reconcomidos, en sus laboratorios sepultados.

Los nuevos descubrimientos del relativismo y la física cuántica, más bien dudas que certezas —dice Dalí que estos dejan espacio a Dios y devuelven a su lugar el soberbio racionalismo—; con el estallido del átomo en centenares de pedazos y con el descubrimiento del ADN —la memoria de Dios, dice Dalí, al servicio de cada uno de los elementos del mundo— el genio surrealista se declara místico.

«La ciencia —que parece que nos entrega la llave del poder del mundo— en realidad nos aleja de la potencia, que no puede nacer sino de la intuición total, fulgurante entre el espíritu y lo real. El racionalismo y la experiencia no son más que elementos de control. Lo que nos abre las puertas del universo son las facultades irracionales.»

«Puedo decir hoy, que soy el hombre que se halla más cerca de la         existencia de Dios.»

Salvador Dalí.


Pere Pau, Círcol Tradicionalista de Barcelona Ramon Parés y Vilasau






dimarts, 18 de febrer del 2025

Primeres impressions (II)


 

Primeres impressions (II)


Com que la protesta reclama sonoritat, els homes de la reforma, per a publicitat de la seva nova forma de religió, alçaren temples però, sols obtingueren una vulgar impostura sinó directament una fera monumental, puix oblidaren que la bellesa és la resplendor de la veritat.



 

Dins les curtes notes que queden aplegades sota el nom de primeres impressions, recullo prosificades algunes observacions que davallen pel cobert del meu impermeable de turista; i em decideixo a publicar-les per a recordança meva i també perquè els viatges, a malgrat que siguin dins els límits de la nostra civilització, sempre tenen, per a mi, quelcom d’exòtic que mereix de ser contat. 



* * *



Nou d’agost.

En l’instant abans de cloure els ulls, de nit, ja al puny de la son, pateixo una visió hipnagògica, potser a mig camí entre la consciència i el somni; les petites esquerdes que recorren la paret, on hi ha el capçal que em guarda la testa —empolsimada de blanc, argentada sota la misteriosa claror de la nit —, són convertides en unes imponents escletxes entre cingles de penya-segat de relleu abrupte i tortuós, canyons d’una profunditat insondable d’on, potser primer, hi haurien de sortir els insectes i artròpodes d’aquesta terra ignota i, potser després, els seguirien les feréstegues bèsties que només es poden esbossar, com un breu record, en el moment just del desvetllar-se, després d’una aterridora nit de malsons.

Em devia girar de costat, em vaig contreure tant com vaig poder i vaig amagar l’esguard sota la coberta tenuíssima del llençol, i així mateix em vaig llevar de matines, amarat de basarda, quan ja la llum banyava tota la meva cambra. La basarda. En Ruyra la va definir a la perfecció, en les seves interessantíssimes Qüestions del llenguatge, com el temor, sensació inquietant i depressiva que, en aquest cas concret, causa un perill indeterminat i misteriós. Vet aquí que aquesta mena de por, que tanta presència té en la canalla espantadissa, em tornava a atrapar ahir, després de tant de temps, ja crescut, i m'obligava a una escena tan pueril com la d’haver-me d’amagar de la fosca, més que de la fosca de tot allò desconegut que s’hi pot amagar.

Anusant-me el darrer dels botons de la camisa de pijama deixo estar la qüestió i m’abandono maquinalment al compliment dels procediments que componen un matí qualsevol, d’aquí cap allà. La planta llogada per a estatge encara no es presta a donar-me la confiança; els caires són esmolats, les superfícies són rugoses i llurs imperfeccions pareixen, vistes amb suspicàcia, senyals de brutícia. Pels encontorns de la casa, mentre espero les senyores, que no s’afanyen, entre els brots de mala herba, que ningú es cuida d’eixarcolar, trobo una gla corcada, desllustrat i esblaimat, solitari; i penso que és més senyor que jo, i m’imposa.

Terres remotes, suposo, on res puc veure de la meva propietat; la soledat, que em persegueix sempre com si fos l’ombra de la meva ànima, es presenta, de manera retallada, puix el viure de turista és atrafegat i distreu, amb una pregonesa, un silenci, que és aclaparador, anguniós.

La mullena envernissa els carrers, els núvols tinten amb les seves grisors el cel.  Fent camí retrobo una d’aquelles bèsties de monument que ahir mateix descrivia de fora estant. Pujo tres graons i empenyo el batent de la porta amb prudència —un peu dins, l’altre encara a fora—, i, capcot, se m’empassa la fosca espetegant la porta, d’una revolada, al meu darrere, deixant aviat, només, la remor d’una conversa, suau i fonedissa, dins l’ombra del cancell. Tres ombres, solament veig llurs contorns i trigo a obtenir-ne el detall: tres senyores, velles, allí assegudes, de cames caragolades, al voltant d’una taula i unes tasses que fumegen. La meva presència no interromp la conversa de les velletes; elles, impertèrrites, continuen garla que garla i, jo, després d’uns segons de cortesia, amb la credencial de llur indiferència —bla-bla—, m’endinso fent batre la porta interior i accedeixo a la nau principal.

A l’entrada hi ha algunes taules de més, decorades càlidament amb una espelma, un seguit de bancs de color verd moc i, al fons, al bell mig, imposa presència un formós retaule major, de molts relleus, tot daurat, entre columnes de marbre; tinc la temptació de flectar els genolls, cerco amb insistència, escorcollo els detalls; al bell mig, pàl·lid, hi ha un ciri apagat, com un immaculat tió de llenya que fos per consumir, i res més; no hi és. I les columnes, adés altives i enfiladisses, sembla que cauen a mon damunt com un pes mort, les voltes suara enrivetades amb un esgrafiat espolvorejat de brillant, desfan llur sanefa, l’altar es parteix i s’apaga l’escassa claror que penetra vincladissa pels vitralls de tonalitats fúnebres; i tot fa una massa en descomposició com la matèria orgànica dins dels budells d’una fera, com  fa la matèria sense l’ànima.

Els arquitectes de la reforma es desferen de Déu perquè els feia nosa, els era una molèstia pel desenrotllament de la seva concepció apassionada de l’home, i a qualsevol preu volgueren constituir la seva pròpia religió; dedicada a l’home que ja en té prou de si mateix, a l’home que és la seva voluntat i poca cosa més, autor i producte del seu ésser. Una operació de descomposició, de mutilació de la nostra santa fe, que acabà per arraconar Déu mateix en el compartiment més discret, més fosc, de la consciència llur.

Tanmateix, com que la protesta reclama sonoritat, els homes de la reforma, per a publicitat de la seva nova forma de religió, alçaren temples però, sols obtingueren una vulgar impostura sinó directament una fera monumental, puix oblidaren que la bellesa és la resplendor de la veritat.Varen tancar Déu al cap de l’home i buidaren el temple, el desposseiren de la seva dignitat i el convertiren en una bèstia arquitectònica, com l’home que, perduda la raó, adquireix les proporcions de la fera o, fins i tot, desprovist de l’ànima, es mor.

Els temples protestants, ací al nord, confeccionats per a la impressió, ofeguen qualsevol noble sentiment i hom no s’hi pot recollir en reverència perquè, pla, són buits; i el no-res, la fosca, fa venir basarda i la basarda neguiteja, ofega.  D’aquí que, a malgrat d’estar ben cuidats i molt ben enlluernats artificialment, semblen abandonats; no s’hi pot trobar cap mostra de pietat —essent-ne una excepció els ciris que els turistes japonesos fan cremar, com un acte més de la seva estranya i pseudomística espiritualitat—. No obstant això, aquesta gent del nord, que és molt pràctica, ha trobat tota una riquesa d’utilitats per a aquests edificis; les naus laterals sovint són compartimentades en una mena de cabines, de vidre esmerilat, on hom pot trobar des d’un servei de restauració parroquial, a una sala de jocs per a la canalla passant per uns lavabos de primeríssima qualitat, d’entre altres serveis extraordinaris.

En sortir, les senyores encara continuen, amb parsimònia, la seva conversa. Potser les he jutjat temeràriament, considerant-les unes desvergonyides, allí, dins d’un temple, esmorzant i fent conversa. Mes ara que escric tot això, penso que per a poca cosa de més els pot servir aquesta casa, producte d’uns falsos filòsofs que volgueren fer, per a l’home, una pròpia religió. I l’home, què fa en l’home, de si mateix?  

El vespre s’ha descobert i el dia s’ajusta amb cura, la nit s’anuncia càlida; el tacte de la llum ha fet esclatar un incendi de passió al cel i tot ha quedat envernissat de tonalitats opalines. Les façanes acolorides del centre d’Estocolm, tènuement enlluernades per la calidesa d’aquesta llum capvespral, semblen posseir, darrere llurs murs de gruix, una vitalitat misteriosa, fins ara enyorada.

Pere Pau, Círcol Tradicionalista de Barcelona Ramon Parés y Vilasau




dilluns, 17 de febrer del 2025

La pérdida de la galantería en la época actual

 

 

La pérdida de la galantería en la época actual



Destrucción del romanticismo y la seducción llevados a cabo por la ingeniería social y el feminismo.




Hubo un tiempo en que la galantería era símbolo de respeto y admiración. No era solo un conjunto de gestos formales, sino una actitud de cortesía, elegancia y consideración hacia la mujer. La galantería con la mujer era un claro reflejo de la devoción hacia la Santísima Virgen María.

Sin embargo, en la actualidad, esta virtud parece desvanecerse, víctima de una sociedad que ha confundido la caballerosidad con la sumisión o la condescendencia.

El miedo a ser malinterpretado ha llevado a muchos hombres a reprimir actos que antes eran naturales: abrir una puerta, ceder el paso, ofrecer un cumplido sincero. La modernidad, con su énfasis en la igualdad mal entendida, ha relegado la galantería a un plano casi anecdótico, como si demostrar atención y cuidado fuese un vestigio de tiempos pasados.

Pero, en realidad, la galantería no es una cuestión de género, sino de valores. No se trata de un intento de superioridad, sino de un reflejo de educación y clase. Su pérdida no solo empobrece las relaciones entre hombres y mujeres, sino que también marca el declive de la cortesía y la delicadeza en la sociedad.

Debemos recuperar la galantería con una nueva esencia: no como una obligación social, sino como un arte que exprese respeto, admiración y encanto.

Lina C., Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau

IG: @ruah431



dissabte, 15 de febrer del 2025

Juan Manuel De Prada en Barcelona, pronunció la conferencia «De Rocinante a Clavileño: los animales reales y fantásticos que acompañaron a Don Quijote en sus aventuras»

Sancho, tras perder y hallar a Rucio, «le besaba y acariciaba como si fuera persona»

 

Juan Manuel De Prada en Barcelona, pronunció la conferencia «De Rocinante a Clavileño: los animales reales y fantásticos que acompañaron a Don Quijote en sus aventuras»



En la sesión inaugural del curso académico de la Academia de Ciencias Veterinarias de Cataluña, que tuvo lugar el pasado 13 de febrero, y a la que acudió una nutrida representación del Círculo Tradicionalista de Barcelona.



 

El escritor Juan Manuel de Prada visitó Barcelona el pasado jueves 13 de febrero para pronunciar la conferencia «De Rocinante a Clavileño: los animales reales y fantásticos que acompañaron a Don Quijote en sus aventuras», en la sesión inaugural del curso académico de la Academia de Ciencias Veterinarias de Cataluña. Tuvo lugar en el salón de actos del Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona, ante la presencia de la Presidenta de la Academia, Dña. Mª Àngels Calvo Torra, y el Consejero de Justicia de la Generalidad, D. Ramon Espalader.

Una notable representación del Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau acudió a la conferencia del maestro De Prada para saludarle personalmente, y atender y aprender de su magnífica exposición.

Don Quijote, en la playa de la Barceloneta.

 

El escritor comenzó su exposición recordando la vinculación de Don Quijote con Barcelona: «me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única», leemos en la Segunda Parte. En la Ciudad Condal, Don Quijote vivió episodios memorables, como el duelo que se batió contra el Caballero de la Blanca Luna, en la playa de la Barceloneta.

Entrando ya en materia, De Prada destacó que en El Quijote los animales no son tratados como en las fábulas —proyecciones de virtudes o defectos humanos— ni como en los bestiarios medievales. Al contrario, Cervantes en su obra trata a los animales «como lo que son»; además, Rocinante y Rucio comparten tanto la fortuna como la desgracia de sus amos.

 


Numerosos animales transitan por esta novela: rebaños de ovejas, toros, avispas, peces... Y ninguno de ellos endiosan a los héroes, como solía ocurrir en los libros de caballerías, sino que los anonadan y les sumergen en un baño de humildad.

Tras relatar varias de estas aventuras (mejor dicho, desventuras) del bueno de Don Quijote con «ejércitos» de ovejas y otras animaladas, De Prada se centró en el caballo de Don Quijote, Rocinante, y en el asno de Sancho Panza, el Rucio.

Rocinante y Rucio tienen nombre, a diferencia de lo que sucede en los libros de caballerías donde los caballos de los héroes son anónimos. Así, Sancho, tras perder y hallar a Rucio, «le besaba y acariciaba como si fuera persona». Pero persona en el sentido cristiano: como ser específico y concreto, lejos tanto del anonimato caballeresco como de la humanización actual en que algunos caen al tratar a los animales de compañía.

De Prada se centró en la relación de Rocinante y Rucio con sus respectivos amos. Y también de la relación de amistad de Rocinante y Rucio entre ellos. Estos dos ejes formaron el grueso de la intervención de De Prada.

Para ilustrarlos, leyó varios pasajes de El Quijote que, percibidos con la voz, la entonación y la pasión de De Prada, acentuaban aún más la genialidad de Cervantes.

Agencia FARO / Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau








dijous, 13 de febrer del 2025

Convocatòria de la sessió de març del curs «Mestres catalans del tradicionalisme»


 

Convocatòria de la sessió de març del curs «Mestres catalans del tradicionalisme»


S’estudiarà Juan Vallet de Goytisolo, jurista, qui serà exposat per Eulàlia Casas, antiga advocada penalista.

 

Tindrà lloc, si a Déu plau, el dijous 6 de març de 2025, a les set de la tarda (19:00), al Centre Cívic Pere Quart, de Les Corts, Barcelona



La sessió de març de 2025 del curs «Mestres catalans del tradicionalisme» tractarà sobre Juan Vallet de Goytisolo (1917-2011), jurista i filòsof de Dret, notari, cofundador de la Revista Verbo (1962), col·laborador de l’Institut d’Estudis Catalans (1974). Autor, entre d’altres obres, de Reflexions sobre Catalunya. Relligament, interacció i dialèctica en la seva història i el seu dret (Madrid, Marcial Pons, 2007).

Serà explicat per Eulàlia Casas, antiga advocada penalista durant dècades i avui professora de religió a secundària.

La sessió tindrà lloc (si a Déu plau) el dijous, 6 de març de 2025, a les set de la tarda (19:00h.), al Centre Cívic Pere Quart, de Les Corts, Barcelona.

Altres mestres ja estudiats al curs han sigut: Vicente Pou y Marca (1792-1848), Melchor Ferrer Dalmau (1888-1965) i Félix Sardà y Salvany (1841-1916). I properament,  Josep Torras y Bages (1846-1916), Francisco Elías de Tejada (1917-1978) i Francisco Canals Vidal (1922-2009).

El curs és organitzat pel Círcol Tradicionalista de Barcelona Ramon Parés y Vilasau, de la Comunió Tradicionalista. L’entrada és gratuïta. Podeu demanar més informació tot escrivint a: carlismobarcelona@gmail.com

Círcol Tradicionalista Ramon Parés y Vilasau (Barcelona)



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(En castellano:)


Convocatoria de la sesión de marzo del curso «Maestros catalanes del tradicionalismo»



Se estudiará a Juan Vallet de Goytisolo, jurista, quien será expuesto por Eulàlia Casas, antigua abogado penalista.

 

Tendrá lugar, D.m., el jueves 6 de marzo de 2025, a las siete de la tarde (19:00), en el Centro Cívico Pere Quart, de Les Corts, Barcelona



La sesión de marzo de 2025 del curso «Maestros catalanes del tradicionalismo» tratará sobre Juan Vallet de Goytisolo (1917-2011), jurista y filósofo del Derecho, notario, cofundador de la Revista Verbo (1962), colaborador del Institut d’Estudis Catalans (1974). Autor, entre otras obras, de Reflexions sobre Catalunya. Relligament, interacció i dialèctica en la seva història i el seu dret (Madrid, Marcial Pons, 2007).

Serà explicado per Eulàlia Casas, antigua abogado penalista durante décadas y hoy profesora de religión en secundaria.

La sesión tendrá lugar (D.m.) el jueves, 6 de marzo de 2025, a las siete de la tarde (19:00h.), en el Centro Cívico Pere Quart, de Les Corts, Barcelona.

Otros maestros ya estudiados durante el curso han sido: Vicente Pou y Marca (1792-1848), Melchor Ferrer Dalmau (1888-1965) y Félix Sardà y Salvany (1841-1916). Y próximamente, Josep Torras y Bages (1846-1916), Francisco Elías de Tejada (1917-1978) y Francisco Canals Vidal (1922-2009).

El curso está organizado por el Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau, de la Comunión Tradicionalista. La entrada es gratuita. Pueden pedir más información escribiendo a: carlismobarcelona@gmail.com

Círcol Tradicionalista Ramon Parés y Vilasau (Barcelona)

dimecres, 12 de febrer del 2025

El martiri de Santa Eulàlia, contra l’ecumenisme modern

Cripta, s. XIV, sota l'altar major de la Catedral de Barcelona, on hi reposen les restes de Santa Eulàlia.
 

 

El martiri de Santa Eulàlia, contra l’ecumenisme modern


Fragment de la «Passio Sancte Eulaliae», en versió de Mn. Jaume Armengol, amb motiu del dia de la festivitat de la màrtir, el 12 de febrer.



El martiri de Santa Eulàlia, perpetrat al segle IV d.C., resulta edificant enfront de l’ecumenisme modern que pretén ensenyar-nos que «totes les religions ens porten a Déu». No, la sang dels màrtirs, com Santa Eulàlia, ens demostren que no és pas així.

Jaume Armengol, prevere, relata amb aquestes paraules el martiri de la nena Santa Eulàlia, copatrona de Barcelona, prenent com a font la Passio Sancte Eulaliae del segle VII:

L’any 303 d.C. arribà a Barcelona el pretor Dacià, encarregat d’executar l’ordre de l’Emperador romà de persecució conta els Cristians. En tenir coneixement de la trista nova, la santa digué al Senyor plena d’alegria:

—Gràcies et dono, Senyor meu Jesucrist, i glorifico el teu nom, perquè ara veig ço que tant desitjava, i així confio que, amb el teu ajut, serà satisfet el meu desig.

Desitjosa de donar la vida per Jesucrist, un bell matí, al primer cant del gall, quan encar els seus pares dormien, emprengué el camí de la nostra ciutat des de la seva residència a Sarrià, que aleshores era una vila independent. Arribada a Barcelona, dirigí els seus passos vers el tribunal on s’asseia el pretor Dacià, ple d’orgull, rodejat de soldats i de poble. Ja davant seu, rublerta d’enteresa i d’ira santa, li digué:

—Jutge d’iniquitat, assegut en lloc eminent, ¿no tems el Senyor, qui seu més amunt que els teus emperadors i que tu?

Dacià, corprès d’estupor, li respongué:

—¿I qui ets tu, que en presència mateixa del jutge dius paraules de bogeria, contràries a la divinitat dels emperadors?

La santa, amb valentia i aixecant més la seva veu, contestà:

—Jo soc Eulàlia, serventa de Crist, Rei de reis i Senyor de senyors.

Dacià, enfollit, donà ordre que fos assotada, i mentre les seves espatlles de lira es tornaven vermells de sang, ella comminava el jutge amb la terribilitat del judici futur i amb el foc de l’infern aparellat pel diable i els seus seguidors.

Humiliat el tirà, per la fermesa de la santa, manà que fos estesa damunt del cavallet i que fos bàrbarament esgarrinxada. Passades unes hores i cregut, Dacià, d’haver superat la valentia d’Eulàlia, li proposà l’apostasia, proposició que rebutjà la santa amb valentia heroica, dient-li, santament guarida:

—Jamai no podràs aconseguir-ho, sacríleg endemoniat, que jo m’aparti de la fe en el meu Déu. Ell em dona forces per a superar totes les penes que em donis o em puguis donar.

Més aïrat encara, Dacià manà tot seguit que fos penjada i que fossin socarrimats els seus flancs amb teies enceses. Les flames, en lloc de cremar la santa, cremaven els seus botxins, i en veure-ho, ella demanà a Déu que se l’emportés. Déu escoltà la seva oració. Ofegat per l’acció del fum, el seu cos, desfet pels sofriments, lliurà la seva ànima a Déu, sortint de la seva boca, en l’instant de la seva mort, un colom blanc, símbol de la seva innocència.

Dacià donà ordre que el cos de la santa fos clavat en una creu, nu de tot drap, perquè fos devorat per les aus nocturnes. Però Déu no permetré tal profanació, i una nevada, caiguda en aquell instant, cobra el cos virginal. La fama del prodigi s’escampà arre de la ciutat, i al lloc on era la santa corregueren els seus pares i companyones i bons cristians, figurant entre ells Sant Feliu, africà, el qual digué:

—Oh!, senyora meva, vós primerament heu merescut la palma.

La santa somrigué, i el seu cos fou enterrat tot seguit pels cristians en un sepulcre de pedra, als afores de la ciutat, en el barri que després fou de Ribera.

(Extracte de Mn. Jaume Armengol, prevere).

Círcol Tradicionalista de Barcelona Ramon Parés y Vilasau



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En castellano:


El martirio de Santa Eulàlia, contra el ecumenismo moderno



Fragmento de la «Passio Sancte Eulaliae», en versión de Mn. Jaume Armengol, con motivo del dia de la festividad de la mártir, el 12 de febrero.





El martirio de Santa Eulàlia, perpetrado en el siglo IV d.C., resulta edificante frente al ecumenismo moderno que pretende enseñarnos que «todas las religiones nos llevan a Dios». No, la sangre de los mártires, como Santa Eulàlia, nos demuestran que no es así.

Jaume Armengol, presbítero, relata con estas palabras el martirio de la niña Santa Eulàlia, copatrona de Barcelona, tomando como fuente la Passio Sancte Eulaliae del siglo VII:

El año 303 d.C. llegó a Barcelona el pretor Daciano, encargado de ejecutar la orden del Emperador romano de persecución contra los Cristianos. Al tener conocimiento de la triste nueva, la santa dijo al Señor llena de alegría:

—Gracias te doy, Señor mío Jesucristo, y glorifico tu nombre, porque ahora veo aquello que tanto deseaba, y así confío que, con tu ayuda, será satisfecho mi deseo.

Deseosa de dar la vida por Jesucristo, una bella mañana, al primer canto del gallo, cuando todavía sus padres dormían, emprendió el camino hacia nuestra ciudad desde su residencia en Sarriá, que entonces era una villa independiente. Llegada a Barcelona, dirigió sus pasos hacia el tribunal donde se sentaba el pretor Daciano, lleno de orgullo, rodeado de soldados y de pueblo. Ya ante suyo, repleta de entereza y de ira santa, le dijo:

—Juez de iniquidad, sentado en lugar eminente, ¿no temes el Señor, quien está más arriba que tus emperadores y que tú?

Daciano, prendado de estupor, le respondió:

—¿Y quién eres tú, que en presencia misma del juez dices palabras de locura, contrarias a la divinidad de los emperadores?

La santa, con valentía y levantando más su voz, contestó:

—Yo soy Eulàlia, sirvienta de Cristo, Rey de reyes y Señor de señores.

Daciano, enloquecido, dio orden de que la niña fuera azotada. Mientras sus hombros de lira se volvían rojos de sangre, ella conminaba el juez con la terribilidad del juicio futuro y con el fuego del infierno aparejado por el diablo y sus seguidores.

Humillado el tirano, por la firmeza de la santa, mandó que fuera extendida encima del caballete y que fuera bárbaramente desollada. Pasadas unas horas y creído, Daciano, de haber superado la valentía de Eulàlia, le propuso la apostasía, proposición que rechazó la santa con valentía heroica, diciéndole, santamente curada:

—Nunca podrás conseguir, sacrílego endemoniado, que yo me aparte de la fe en mi Dios. Él me da fuerzas para superar todas las penas que me des o me puedas dar.

Más airado todavía, Daciano mandó a continuación que fuera colgada y que fueran quemados sus flancos con antorchas encendidas. Las llamas, en lugar de quemar a la santa, quemaban a sus verdugos, y al verlo, ella pidió a Dios que se la llevara. Dios escuchó su oración. Ahogada por la acción del humo, su cuerpo, deshecho por los sufrimientos, libró su alma a Dios, saliendo de su boca, en el instante de su muerte, una paloma blanca, símbolo de su inocencia.

Daciano dio orden de que el cuerpo de la santa fuera clavado en una cruz, desnudo de todo trapo, para que fuera devorado por las aves nocturnas. Pero Dios no permitió tal profanación, y una nevada, caída en aquel instante, cubrió el cuerpo virginal. La fama del prodigio se esparció por toda la ciudad, y al lugar donde estaba la santa corrieron sus padres y amigas y buenos cristianos, figurando entre ellos Sant Félix, africano, el cual dijo:

—Oh!, señora mía, vos primeramente habéis merecido la palma.

La santa sonrió, y su cuerpo fue enterrado a continuación por los cristianos en un sepulcro de piedra, en las afueras de la ciudad, en el barrio que después fue de Ribera.

(Extracto de Mn. Jaume Armengol).

Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés y Vilasau

 




 

 

 

dimarts, 11 de febrer del 2025

Primeres impressions (I)

Església protestant «que s'alça com bèstia enmig de la ciutat» nord europea. Foto: Pere Pau.


 

Primeres impressions (I)


L’ambient fred i fosc d’aquesta terra es podria trobar tot ell condensat en l’arquitectura de les seves esglésies protestants, que s’alcen com bèsties enmig de la ciutat.



Dins les curtes notes que queden aplegades sota el nom de primeres impressions, recullo prosificades algunes observacions que davallen pel cobert del meu impermeable de turista; i em decideixo a publicar-les per a recordança meva i també perquè els viatges, a malgrat que siguin dins els límits de la nostra civilització, sempre tenen, per a mi, quelcom d’exòtic que mereix de ser contat.

Vuit d’agost.

El temporal és sever. Les ratxes de vent són fiblades que fan penetrar la humitat de l’entorn fins al moll de l’os. El temps malagradós ens obliga a fer les primeres inspeccions i els aprovisionaments essencials amb tot de feixuges consideracions. La marxa és dificultosa, el vent, a la contra, ens fueteja amb violència i, a voltes, ens veiem obligats a deturar-nos dins d’estretors o sota cobert per a descansar breument les forces abans d’acontinuar la marxa. Una glopada d’aire càlid és revitalitzant.

Sempre he sigut un home excessivament lligat a la prudència, per a bé i per mal, i, no obstant d’haver-me abrigallat amb diverses capes, penso en la insuficiència de les meves previsions; sembla que, a malgrat de l’agost, passarem fred.

La perspectiva d’una vida sencera en aquestes condicions, engolfada al capdamunt de l’Europa, és espantosa: viure sentenciat a l’hivern. Jo no fora capaç de viure-hi, mal que fos a canvi de totes llurs abundants riqueses; sense l’anhel i la prespectiva d’un pròxim retorn a casa, hom ja es podria morir.

La benedicció d’un raig de sol es fa pregar; les estones de clarianes es poden comptar en moments puix les nuvolades obscures no triguen a cobrir els estrets pedaços per on s’escola la claror. L’absència d’aquella claror que fa meravellosa la nostra terra —bastida dessota el cel mediterrani, profund i lluminós— engendra, amb la participació d’un clima fred i apagat, una tristor indefinida, però omnipresent, que sura melangiosament tot circumcidant cadascun dels encontorns de la vida escandinava.

Abocat a la barana d’un dels tants canals que esquerden la ciutat, s’obté la presepctiva del centre històric, despuntant l’obra dels colossals temples protestants. L’ambient d’aquesta terra es podria trobar tot ell condensat en l’arquitectura d’aquestes esglésies que s’alcen com bèsties enmig de la ciutat. Per corona no tenen cimbori, la protrusió de justa alçada enmig de la nau, encarregada solemne d’abocar la llum al bell mig del creuer; sinó que presenten una cuculla afilada que sols té vida exterior i que s’enfila gallarda, es diria en actitud de protesta, com resolta a aconseguir-se per si mateixa la llinda del cel.

La teulada de pissarra, de molt pendent, regalimant de pàtina, les parets de maó tosc, els colors morts, les tonalitats apagades; els temples, tristois i moixos, semblen confeccionats amb els coalls que hagués espargit la desfeta d’un núvol ferreny i tronador, de melodia borrascosa, de bramuls i estrèpit.

Pensant en el germen d’aquesta arquitectura nòrdica retrobo en mon pensament unes paraules d’Antoni Gaudí referides a la gènesi, a la representació d’una bèstia.

«Vegin un model per als monstres que hi haurà a l’infern. El secret per a obtenir l’expressió adequada consisteix en fer una persona en actitud i proporcions de bèstia, puix que el monstre és la persona quan oblida la dignitat que li és pròpia i s’atansa a la bestialitat.»

La tarda es consumeix ràpidament, la llum que suara brillejava darrere els núvols es va apagant, son ritme de fosfens es va atenuant i el vespre amenaça d’imposar-se i de caure’ns aviat al damunt. Els negocis abaixen la persiana, la gent es fa fonedissa i, progressivament, va desapareixent entre les ombres que, abans amagades, ara s’afanyen i guanyen posicions a passes de gegant; aquí vespreja aviat.

Pere Pau / Círcol Tradicionalista Ramon Parés y Vilasau (Barcelona)

dilluns, 10 de febrer del 2025

Despedida y homenaje al Rvdo. P. Javier Utrilla por parte del carlismo catalán

 
Aperitivo y brindis en honor del Rvdo. P. Javier Utrilla, en el bar de la Academia Católica de Sabadell (Foto: Josep de Losports).

 

Despedida y homenaje al Rvdo. P. Javier Utrilla por parte del carlismo catalán



Tuvo lugar en la Academia Católica de Sabadell, el pasado 1 de febrero




Agencia FARO (Sabadell).— El Círculo Tradicionalista de Barcelona Ramón Parés despidió calurosamente y rindió un homenaje merecido al Rvdo. P. D. Javier Utrilla, HSSPX, con motivo de su nuevo destino en Buenos Aires en calidad de Ecónomo del Distrito de América del Sur de la Fraternidad.

La despedida y homenaje tuvo lugar el pasado 1 de febrero, sobre la una de la tarde, en la Academia Católica de Sabadell, al término de la sesión mensual del curso de «Maestros catalanes del tradicionalismo». Al finalizar la sesión, los asistentes se trasladaron al bar de la citada Academia donde les aguardaban unas botellas de vino del Penedés y un aperitivo servido por una tradicional pastelería de Sabadell.

Durante el aperitivo, que congregó a una treintena de correligionarios y amigos, el Jefe del Círculo propuso un brindis en honor del Rvdo. P. D. Javier Utrilla para agradecerle los años de servicio a la Causa y su siempre pronta disponibilidad; se lamentó de «no haberle aprovechado más» durante este tiempo; y brindó por él al tiempo que felicitó «a los argentinos, que saldrán ganando con la llegada del P. Javier».

En efecto, es de justicia agradecer al Rvdo. P. Utrilla sus muchas cualidades con las que nos ha regalado: humildad, fervoroso apostolado de buen pastor, cercanía, valentía, recta inteligencia y preparación, espíritu catequético...

Los asistentes tuvieron ocasión de departir personalmente con el P. Utrilla, a quien le deseamos que la Providencia le colme de gracias y bendiciones en su nueva singladura americana, y esperamos volver a verle en el Principado durante sus vacaciones.

Agencia FARO / Círculo Tradicionalista Ramón Parés y Vilasau (Barcelona)

 

Aperitivo y brindis en honor del Rvdo. P. Javier Utrilla, en el bar de la Academia Católica de Sabadell (Foto: Josep de Losports).