dissabte, 8 de febrer del 2025

¿Qué ha pasado en Montserrat?: Entre peñascos y barrancos. (II)

Pintura mural de Pere Pruna, representando a San Benito recibiendo a los 23 monjes de Montserrat mártires asesinados por la persecución religiosa de 1936. Sala capitular del Monasterio de Montserrat.

 

 

¿Qué ha pasado en Montserrat?: Entre peñascos y barrancos. (II)


La retirada del monumento del Requeté como sumisión al poder mundano y al olvido histórico.




Enmarcándonos en el contexto de la conmemoración del milenario de la abadía de Montserrat, en nuestro anterior artículo publicado (¿Qué ha pasado en Montserrat?: Entre peñascos y barrancos I) expresábamos la perplejidad y desazón que nos ocasiona a muchos constatar ciertas incoherencias entre lo que fue en otro tiempo este devotísimo santuario, monasterio y lugar de peregrinación y lo que hoy muestran sus religiosos a la grey católica.

En este segundo artículo, que continua el anterior, abordaremos las versiones (o distorsiones) “históricas” que nos han llegado de algunos monjes de la comunidad en relación a la lucha y sacrificio que llevó a cabo el Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat, así como las concepciones distorsionadas y desmemoriadas que caben inferirse de la retirada de la estatua del requeté y de su placa, que contenía la Laureada de san Fernando que les fue concedida a su heroísmo. Dicha retirada acaeció el 14 de enero del 2022, habiendo estando expuesta desde 1965 en la plaza de los apóstoles de la abadía, frente a la cripta donde reposan los cuerpos de los trescientos diecinueve soldados requetés muertos en las batallas del Codo y del Ebro. Fueron heridos seiscientos treinta y tres soldados más, aunque se salvaron de la muerte, lo que da cuenta del grado de implicación, heroísmo y sacrificio que tuvieron estos soldados en su propósito de defender lo que quedaba de la demolición de la cristiandad en España, en concreto, en las tierras catalanas.

Y es que, en 2018, el Partido Socialista de Catalunya (PSC), apoyado por los partidos secesionistas CUP, Junts y otros grupos de la partitocracia actual, propuso en el ínclito Parlament la retirada del monumento. La iniciativa se aprobó (como era de esperar, dada la densa atmósfera que debía estar allí suspendida por los efluvios de los relatos al uso ya sedimentados desde hace mucho en sus pacifistas conciencias). No olvidemos que el pacifismo bienpensante, el liberalismo dominante, la demonización de la España católica y la idealización de la “República” como la arcadia feliz son cualidades inherentes a tales grupos (sic); aunque quizá no guste a muchos recordar que el Decálogo del Joven Socialista (art. 8), publicado en 1934, proclamaba que «la idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el Socialismo sólo puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto o bajo, no pasa de ser un traidor».(1)  Pero no traigamos a la memoria hechos y publicaciones que enturbiarían el plácido delirio de la “Memòria democràtica” i de los grupos de izquierdas del Parlament, no sea que pueda disolverse su plácido ensueño de autoridad y supremacía moral.

 Debieron considerar, entonces, que la estatua del requeté, contorsionado y herido de muerte, mirando a la Virgen de Montserrat en expresión de sacrificio y sosteniendo una bandera de España, era una mancha intolerable ante sus prístinas, bienpensantes, liberales, morales y secesionistas conciencias; un recuerdo de una época oscura donde algunos luchaban y morían por defender un atávico orden cristiano, y defendían a los religiosos de ser torturados y asesinados frente a los ya aludidos “pacifistas” (de la FAI, anarquistas, y demás grupos revolucionarios). De modo que la Comisión de Justicia del Parlament aprobó el 28 de octubre de 2021 una Resolución por la cual se instaría a la abadía de Montserrat a retirar lo antes posible el monumento del requeté y a una “contextualización adecuada del resto del resto del entorno monumental”.(2)

Los monjes accedieron sumisamente a las instancias de poder civil partitocrático del Parlament, retirando el monumento el 14 de enero del 2022. Hoy, esta estatua yace en alguna cámara oscura convertida en almacén, proscrita como si fuera un vergonzoso testimonio para los de prístina desmemoria. Un monje relevante de la abadía, al ser preguntado sobre el acto carlista que tuvo lugar en protesta por la retirada del monumento, respondió que en realidad había sido la Generalitat quien les había defendido… ¿Es cierta la “versión” de algunos medios actuales, incluidos algunos monjes, según la cual fue la Generalitat la que defendió a los religiosos? Porque, si no lo es, deberemos preguntarnos: ¿Qué “versiones históricas”, posicionamientos políticos o, mejor dicho, ideológicos están diseminados por la abadía y subyacen a esta sumisión al Parlament, al “Memorial Democràtic”? ¿Qué supuestos y distorsiones los han llevado a esta acción desmemoriada y desagradecida contra aquellos requetés, catalanes carlistas en su mayoría y gente del pueblo, que defendieron el orden cristiano del país? Y aún más: ¿Es coherente el posicionamiento de esta comunidad benedictina asentada en Montserrat con los de sus predecesores, y aun con el Magisterio eclesial en las cuestiones que atañen a aquellos hechos? Veamos los hechos:

Situémonos en el tiempo. Estamos en la abadía de Montserrat, a 21 de julio de 1936. Hace cuatro días que se ha producido el llamado Alzamiento Nacional. Ante los disturbios, la quema de iglesias, las profanaciones, los maltratos, asesinatos y torturas a religiosos que, por mano de los revolucionarios organizados en ciertos grupos de izquierdas, se están perpetrando virulentamente desde el quinquenio anterior, el abad Marcet envía a dos emisarios a pedir ayuda a la Generalitat. Estos emisarios son el doctor Pere Tarrés (dirigente de la Federación de Jóvenes Cristianos) y el novicio Joan Parellada. Las personas a las que se dirigen son el doctor Corachán, quien detenta el cargo de Conseller de Sanidad, y el conseller de Governació, Josep M. Espanya. El propio abad, parece, pidió también esta ayuda.  Como respuesta, el conseller de governació, Josep M. Espanya, emite una orden firmada este mismo día, por la que el monasterio de Montserrat y sus edificios anexos se declaran “de conveniencia pública”. Esto es, no incendian el monasterio, pero la Generalitat confisca el recinto.

Ante la perspectiva de los ataques que iban a perpetrar contra las iglesias, la persecución, tortura y asesinato de religiosos, los monjes deciden en Capítulo huir del monasterio. El 22 de julio del 36 tiene lugar el último acto comunitario (el oficio litúrgico de las Vísperas). Este mismo día, llega al monasterio un contingente de los mossos d’esquadra y la Generalitat se apropia de la abadía para “uso de las instituciones del pueblo”. Los monjes huyeron, dispersándose la comunidad en aquella huida, saliendo en distintos grupos y escalonándose en el tiempo, no sin antes esconder a la Virgen de Montserrat (“La Moreneta”). Antes de huir ellos, sin embargo, dieron prioridad a los niños de la Escolanía y a sus familiares. También tuvieron que evacuar a los huéspedes que estaban pasando allí unos días. Dos días más tarde, el 24 de julio, y por orden de la Generalitat, se instala en Montserrat un hospital para tuberculosos.

Afirman algunos que la intención de la Generalitat al confiscar la abadía era solo protegerla la del saqueo y del fuego con el que se destruían tantas iglesias y monasterios.(3) Pero tal afirmación es más que dudosa, teniendo en cuenta los actos que fueron perpetrándose desde la República y a los que aludieron los obispos españoles en su Carta colectiva de los obispos españoles a todo el mundo con ocasión de la Guerra de España.(4) (Sería de desear que esta carta haya sido leída por los monjes actuales que difunden tales versiones, y que contrastaran sus ideas actuales sobre este período de la Historia con lo testimoniado por los obispos de España).

Dejamos el juicio sobre las intenciones a Quien corresponde. Pero lo que desde luego no hicieron fue proteger a los monjes huidos. Para empezar, provoca no poca duda sobre tales nobles intenciones el hecho de que los monjes tuvieron que huir sin salvoconducto (pese a que lo habían solicitado a la “benevolente”, “pía” y “protectora” Generalitat), lo que les habría podido, quizá, obtener alguna seguridad en el viaje. Por otra parte, la supuesta protección que se otorgó a siete de los monjes para residir en un piso de la Ronda de San Pedro de Barcelona, no fue demasiado efectiva, tratándose del poder que debía haber gozado la “protectora” Generalitat, ya que los monjes, en la noche del 19 al 20 de agosto, fueron apresados por un grupo de milicianos. Uno de ellos, después de blasfemar, arrojó por las escaleras a un monje anciano. Después de exponerles en el paseo nocturno, les fusilaron, abandonando los cadáveres, los cuales fueron reconocidos con posterioridad en el Hospital Clínico de Barcelona. Murieron como mártires, en total, 23 monjes de la abadía. Los que no murieron, pasaron por un calvario de crueles persecuciones y calamidades.

A todo ello, recordemos las palabras de los obispos españoles en la carta aludida, cuando, haciendo referencia a los acontecimientos que provocaron la guerra, los describen en estos términos: «es una conmoción tremenda la que sacude los mismos cimientos de la vida social y hasta ha puesto en peligro nuestra existencia como nación». Una de las causas de este extravío, prosiguen los obispos, podría ser «el espíritu anticristiano que ha visto en la contienda de España una partida decisiva en pro o contra de la religión de Jesucristo y la civilización cristiana».(5)

Los requetés del Tercio de Montserrat fueron, en su gran mayoría, gentes cristianas del pueblo, catalanes que lucharon heroicamente, aun al precio de la vida, para defender el orden cristiano y devolverle la paz que este espíritu anticristiano le había arrebatado. Y, prosiguen los obispos en su carta, “Pero la paz es la “tranquilidad del orden, divino, nacional, social e individual, que asegura a cada cual su lugar y le da lo que es debido, colocando la gloria de Dios en la cumbre de todos los deberes y haciendo derivar de su amor el servicio fraternal de todos”. Y es tal la condición humana y tal el orden de la Providencia (…) que siendo la guerra uno de los azotes más tremendos de la humanidad, es a veces el remedio heroico, único, para centrar las cosas en el quicio de la justicia y volverlas al reinado de la paz. (…) Y si hoy, colectivamente, formulamos nuestro veredicto en la cuestión de la guerra de España, es, primero, porque, aunque la guerra fuese de carácter político o social, ha sido tan grave su represión de orden religioso, y ha aparecido tan claro, desde sus comienzos, que una de las partes beligerantes iba a la eliminación de la religión católica en España, que nosotros, Obispos católicos, no podíamos inhibirnos sin dejar abandonados los intereses de Nuestro Señor Jesucristo y sin incurrir el tremendo apelativo de “canes muti”, con el que el Profeta censura a quienes, debiendo hablar, callan ante la justicia».

¿Hay coherencia o ruptura entre los monjes que padecieron aquellas persecuciones y asesinatos, entre los Obispos de la carta antedicha, entre el Abad Escarré (que hizo posible la construcción de la cripta mausoleo para el Tercio de Requetés de Montserrat) y los monjes actuales? No lo parece, luego habrá que meditar la coherencia de las creencias con los hechos, y la de la comunidad que allí habita con la misma orden en el pasado, y con la Iglesia a la que se perteneció, y si es la misma y defiende lo mismo. Como también tendrán que aquilatarse, en el momento de la Verdad, si fue honesto retirar como vergonzosa la estatua del requeté de aquel Tercio, y si no hubiera sido más noble negarse y no ocultar los hechos, y si no serán considerados “canes muti” (perros mudos) los que así lo hicieron.

Helena Escolano, Circol Tradicionalista Ramon Parés y Vilasau (Barcelona)

 

 

(1) https://www.filosofia.org/hem/dep/ren/9340217a.htm

(2) Diari de sessions del parlament de Catalunya. XIV legislatura. Sèrie C. Número 101. Comissió de Justícia Sessió 3, dijous 28 d’octubre de 2021. https://www.parlament.cat/document/nom/13c101.pdf

(3) https://www.memoria.cat/hospital-militar-montserrat/la-guerra-civil-i-la-confiscacio-del-monestir-de-montserrat/#

(4)  Carta colectiva de los obispos españoles a todo el mundo con ocasión de la Guerra de España. https://www.uv.es/ivorra/Historia/SXX/carta.html 

(5) Op. Cit. https://www.uv.es/ivorra/Historia/SXX/carta.htm

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