Grabado de San Raimundo de Peñafort, con el día de su festividad tradicional.
23 de enero, San Raimundo de Peñafort: un constructor de la Ciudad católica
San Raimundo de Peñafort brilló en el campo del Derecho Canónico con las mismas proporciones que Santo Tomás de Aquino brilló en el campo de la Teología. Por eso se le considera patrón de los abogados y de los juristas en general.
El 23 de enero la Iglesia celebra, en su calendario tradicional, la festividad de San Raimundo de Peñafort (Penedés, 1175/1180 — Barcelona, 1275), cuyo sepulcro se puede venerar actualmente en una capilla lateral de la Catedral de Barcelona.
San Raimundo fue uno de los protagonistas de la época dorada de la Cristiandad.
Brilló en el campo del Derecho Canónico, por sus Decretales, con las mismas proporciones que Santo Tomás de Aquino brilló en el campo de la Teología, por su Summa theologiæ: su compilación jurídica fue el Derecho oficial de la Iglesia Universal durante casi 700 años, desde su promulgación por Gregorio IX en 1234 hasta la entrada en vigor del Código de Derecho Canónico de San Pío X en 1917.
Pero el barcelonés no destacó sólo por su sabiduría, sino por su santidad. Especialmente por su humildad, virtud que practicó en grado heroico. Tres veces renunció a importantes honores y dignidades, por humildad: en 1222, renunció a la canonjía catedralicia para abrazar una vida de recogimiento y perfección religiosa ingresando en la Orden de Predicadores recién fundada, y que había conocido durante su estancia de estudios en Bolonia; en 1235, rechazó el Arzobispado de Tarragona que le ofreció el Papa Gregorio IX como recompensa por su compilación jurídica; y en 1240, dimitió del generalato de la Orden de Predicadores, para retirarse al convento de Santa Catalina de Barcelona y llevar una vida de recogimiento, oración, estudio y mortificación. Además, tuvo la gracia de que se le apareciera la Santísima Virgen, en su advocación de la Merced, la madrugada del 1 al 2 de agosto de 1218, aparición que también recibieron simultáneamente San Pedro Nolasco y el Rey Jaime I, y que dio origen a la constitución de la Orden de la Merced para la redención de los cautivos.
Por su sabiduría y santidad a la par, se vio constituido en prudente confesor y sabio consejero de Papas (Gregorio IX) y de Reyes (Jaime I de Aragón).
Actual sepulcro de San Raimundo de Peñafort, en una capilla lateral de la Catedral de Barcelona. |
San Raimundo era de noble linaje, hijo del señor del Castillo de Peñafort, Pere Ramón, y de su esposa, Sara o Surina. Nació en el mencionado Castillo (entonces, diócesis y condado de Barcelona) hacia el año 1180 según Jaime Armengol, en 1175 según otras fuentes; en todo caso «a finales del siglo XII» como indica Josep Maurí Serra.
En aquel tiempo, fructificaba la reforma gregoriana (iniciada un siglo antes, en 1073), gracias a la cual la vida moral y religiosa de toda la Cristiandad se renovó y, con ello, el ambiente social se transformó profundamente. Los frutos visibles de aquella reforma fueron las catedrales góticas, la escolástica de Santo Tomás de Aquino, los Reyes santos, la fundación de las primeras Universidades, los gremios, la Divina Comedia de Dante, el Cantar del Mío Cid, la difusión del Derecho Justinianeo a través de la Escuela de Bolonia... y la compilación del Derecho Canónico realizada por San Raimundo de Peñafort.
En España, era el tiempo de la Reconquista: recién se habían reconquistado Tarragona en 1116, Tortosa en 1148 y Lérida en 1149, y la frontera de la Cristiandad, por el levante hispánico, se encontraba en aquel momento establecida en el río Ebro. Valencia y Mallorca aún permanecían bajo el yugo sarraceno, y se reconquistarían en vida de San Raimundo: en 1229 y en 1238, respectivamente.
También era el tiempo de la creación de la Corona de Aragón: cuando nació San Raimundo de Peñafort, reinaba desde 1162 el Rey Alfonso II de Aragón, quien fue el primer soberano en ostentar simultáneamente los títulos de Rey de Aragón y Conde Barcelona, herencia de su madre la reina Petronila de Aragón y de su padre el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, fruto de las capitulaciones matrimoniales de 1137.
Milagro de San Raimundo de Peñafort al volver desde Mallorca a Barcelona usando su capa a modo de barca y vela |
La primera noticia documental de Raimundo es del 20 de noviembre de 1204, como scriptor de una sentencia dictada por el canónigo de Barcelona, Ramón de Rosanes. San Raimundo de Peñafort también era canónigo de la catedral Barcelona. En aquel momento, no existía aún la actual catedral gótica de Barcelona (ésta empezó a construirse en 1298 por Pedro III, décadas después de la muerte del santo), sino que San Raimundo de Peñafort conoció sólo la catedral románica, consagrada en 1058 por el obispo Guislaberto ante el conde Ramón Berenguer I el Viejo. Esta edificación románica podría ocupar el espacio central de la actual catedral gótica, y tendría tres naves con tres ábsides escalonados y pórtico de entrada; también tenía un campanario, que lindaría con el Palacio Condal (hoy, Museo Marés). Según Carreras Candi, la orientación de la catedral románica era la contraria a la actual: sus tres ábsides descansarían sobre la muralla romana que se encontraba en el actual Pla de la Seu, y su pórtico románico (trasladado al Claustro gótico, donde hoy permanece) se encontraba entonces entre los pilares donde ahora descansa el cimborrio construido a principios del siglo XX por Augusto Font.
Después de sus estudios en la escuela canonical de la catedral barcelonesa, Raimundo estudió Derecho en la Universidad de Bolonia (Italia) donde se doctoró e impartió clases entre 1217 y 1222. La Escuela jurídica de Bolonia fue determinante para la recuperación, glosa y difusión del Derecho Romano por toda la Cristiandad. Estudiantes de toda Europa acudían a Bolonia, se formaban en el Derecho clásico y, una vez concluida su formación, regresaban a sus lugares de origen, ocupaban puestos de responsabilidad y difundían así los principios jurídicos clásicos por toda la Cristiandad. Por eso, Álvaro D’Ors consideraba que la historia cultural de Occidente se asentó sobre un triángulo fundamental constituido por la compilación de Justiniano glosada y difundida desde Bolonia, por la obra de los filósofos griegos y por la Biblia.
En 1222, concluida su formación en Bolonia, San Raimundo regresó a Barcelona. Aquí, renunció a la canonjía catedralicia para abrazar una vida de recogimiento y perfección religiosa, ingresando en la Orden de Predicadores —recién fundada en 1216— y que Raimundo había conocido durante su estancia en Bolonia. Así, el Viernes Santo de 1222, 1º de abril, San Raimundo tomó el hábito dominico en el Convento de los Predicadores en Barcelona. Este convento, recién establecido en 1219 por el mismo Santo Domingo de Guzmán en persona, se ubicaba en pleno Call o barrio judío, en unas casas donadas por Pedro Gruny, en la actual calle de Santo Domingo del Call (renombrada en 2018 como calle Salomón ben Adret por el gobierno izquierdista de la ciudad).
Este primer convento dominico barcelonés pronto se quedó pequeño: así, ante la numerosa afluencia de fieles, el rezo del rosario debía realizarse en la cercana parroquia de San Jaime, la más antigua de Barcelona, fundada en tiempo inmemorial y derribada en 1823 por los liberales, para —supuestamente— abrir la actual Plaza de San Jaime.
Ante aquella necesidad de espacio, en 1223 (31 de octubre) el Rey Jaime I cedió a la Orden de Predicadores unos terrenos extramuros, en la carretera de Francia (antigua Via Francisca romana), barrio de la Bòria, en un lugar donde se erigía una pequeña ermita dedicada a Santa Catalina. Allí se levantó un gran y esbelto convento gótico consagrado en 1268, en vida de San Raimundo. Fue uno de los conventos más importantes de la Orden de Predicadores (donde vivieron insignes dominicos, como San Vicente Ferrer, entre otros) y uno de los mayores conventos de Barcelona (con dos claustros), junto al de los Franciscanos (ubicado junto al mar y que llegó a albergar hasta a mil frailes franciscanos).
Superposición del antiguo Convento de Santa Catalina (consagrado en 1268 y demolido en 1837) con el Plano actual. |
Plano del Convento de Santa Catalina de Barcelona, consagrado en 1268 con la presencia de San Raimundo. Demolido por los liberales en 1837 |
La época de San Raimundo fue un tiempo de construcción. No sólo se edificó en Barcelona el convento dominico de Santa Catalina (1223-1268), sino también el de los franciscanos antedicho (1236-1297), entre otros. Ambos conventos góticos fueron derribados en el siglo XIX, el mismo año, en 1837, por los liberales, (junto a la Iglesia de San Jaime, la de San Miguel, el convento de los Josefinos de la Boquería, etc.) con el fin de borrar la memoria cristiana de la ciudad. Si la época de San Raimundo fue un tiempo de construcción de la Cristiandad (construcción espiritual manifestada en lo material), el siglo XIX liberal fue un tiempo de demolición material para, con ello, demoler el orden social cristiano y el alma popular.
En 1227, San Raimundo fue nombrado consejero del cardenal Juan Halgain de Ableville, legado papal para fomentar la cruzada contra los musulmanes y consolidar la disciplina eclesiástica en los reinos de Aragón y Castilla. Fruto de ese impulso, se reconquistarían Valencia (en 1229) y Mallorca (en 1238), entre otros, como ya se ha indicado.
En 1230, viajó a Roma y fue nombrado capellán penitenciario y confesor del Papa Gregorio IX, quien encomendó a San Raimundo la compilación del Derecho Canónico. Se trata de las Decretales (Corpus Iuris Canonici) que —como ya se ha indicado— estuvieron vigentes en toda la Cristiandad durante casi 700 años: desde su promulgación en 1234 hasta la entrada en vigor del Código de Derecho Canónico de San Pío X en 1917.
Por tal motivo, a San Raimundo se le considera el patrón de los abogados, en particular, y de los juristas, en general. La importancia de San Raimundo para el Derecho Canónico es proporcional a la importancia de Santo Tomás de Aquino para la Teología, como también ya se ha indicado. Ambos santos fueron coetáneos (Santo Tomás murió en 1274 y San Raimundo en 1275), ambos fueron religiosos dominicos, y ambos se influyeron mutuamente en sus trabajos. Así, San Raimundo, siendo general de los dominicos (1238-1240), mandó a Santo Tomás de Aquino poner su obra por escrito, lo cual se materializaría en la Summa contra Gentiles (1260) y la Summa Theologicae (1265-1274).
Tras la promulgación de las Decretales de San Raimundo, en 1234, el Papa Gregorio IX le ofreció el Arzobispado de Tarragona en 1235, ofrecimiento que fue rechazado por el humilde y sabio barcelonés, quien se retiró al convento de Santa Catalina de Barcelona (en construcción, en aquel momento).
Poco le duró el descanso al santo: en 1238 (el 28 de mayo) fue elegido General de la Orden de Predicadores, o dominicos. Era el tercer General de los dominicos, tras el fundador Santo Domingo de Guzmán y su primer sucesor el beato Jordán de Sajonia, fallecido en 1237. El generalato de Raimundo fue breve pero fecundo: escribió las Constituciones de la orden, visitó los principales conventos, obtuvo bulas papales para el desarrollo de la Orden, integró la rama femenina dentro de los dominicos, animó e influyó en el trabajo de Santo Tomás de Aquino, etc.
En 1240 (el 3 de junio), renunció al generalato y regresó al Convento de Santa Catalina de Barcelona —que seguía en construcción—, donde vivió 35 años más, hasta su muerte. Durante ese tiempo, actuó como inquisidor del Reino y confesor y consejero del Rey Jaime I.
San Raimundo falleció en 1275 (el 6 de enero) —un año después que Santo Tomás de Aquino (1274) y un año antes que el Rey Jaime I (1276)—, en el Convento de Santa Catalina de Barcelona —que ya había sido consagrado en 1268—, a los 95 ó 100 años de edad. A su entierro acudieron los reyes Alfonso X de Castilla, el sabio, y Jaime I de Aragón, el conquistador.
Su cuerpo fue sepultado en una capilla lateral del Convento de Santa Catalina de Barcelona.
Fue canonizado en 1601 (el 29 de abril) por el Papa Clemente VIII. Su festividad se estableció el 23 de enero, pero la reforma vaticanosegundista la desplazó, en 1969, al 7 de enero.
Imagen del Convento de Santa Catalina de Barcelona, consagrado en 1268 con la presencia de San Raimundo. Demolido por los liberales en 1837 |
Con motivo de la demolición del Convento de Catalina por parte de los liberales, sus restos fueron trasladados en 1838 a la Catedral de Barcelona y, en 1879, movidos a la capilla lateral donde reposan actualmente.
Para Barcelona, San Raimundo de Peñafort es el santo que durante más largo tiempo ha permanecido en la ciudad: como estudiante, como canónigo, como fraile... Y que, durante sus casi 100 años de vida, más ha influido en la vida religiosa y social de la Barcelona de su tiempo: como consejero del Rey, como Inquisidor del Reino, como impulsor de la Reconquista, como actor fundamental en la construcción del orden social cristiano de su tiempo, tanto espiritual como material.
Por ese motivo, los carlistas barceloneses rogamos a San Raimundo de Peñafort que interceda por nosotros para que, desde los escombros del orden social que él ayudó a construir, obtengamos la gracia de permanecer fieles a los principios de Nuestro Señor y a la Santa Causa y, con la ayuda de la Virgen de Merced que a San Raimundo se le apareció, reconstruir —si Dios lo quiere— la Ciudad católica.
Josep de Losports, Circol Tradicionalista Ramon Parés y Vilasau (Barcelona)
Imagen del Convento de Santa Catalina de Barcelona, consagrado en 1268 con la presencia de San Raimundo. Demolido por los liberales en 1837 |
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